sábado, 19 de diciembre de 2009

Católicas celebran Sí a la Ley Orgánica de Salud sexual y reproductiva y de la I.V.E.

Desde Católicas por el Derecho a Decidir nos alegramos de que haya salido adelante en el trámite del Congreso la nueva Ley de Derechos Sexuales y Reproductivos.

Pensamos que es una ley necesaria para garantizar el derecho a decidir de la mujer gestante, e imprescindible para implantar, de una vez por todas, una educación afectivo sexual que prevenga tanto los embarazos no deseados como las enfermedades de transmisión sexual, y que derribe las estructuras creadas tanto por la sociedad como por la Iglesia (al fin y al cabo ambas sociedades patriarcales), para controlar y reprimir la sexualidad, sobre todo la sexualidad femenina.

Consideramos que la posibilidad de decidir sobre el propio cuerpo sin informar a los padres debería seguir estando en los 16 años, como para el resto de decisiones que prevée la Ley de Autonomía del paciente. No comprendemos muy bien la hipocresía eclesial, que considera a una niña de 14 años lo suficientemente adulta para casarse, tener relaciones sexuales y procrear (y quien lo dude sólo tiene que consultar el Derecho Canónico), pero al parecer la misma, al cumplir los 16, sigue siendo demasiado niña para decidir NO procrear.

Esperamos que poco a poco la sociedad vaya conociendo que la postura de la jerarquía católica no es la única postura católica posible, que hasta ahora ningún documento vaticano ha prohibido formalmente a sus fieles pensar y tener un criterio propio, y que, al final de nuestra vida, nos juzgarán por el amor que hemos repartido, y no por las excomuniones practicadas. Agradecemos tener un Dios que sobre todo es Madre, y como tal, misericordiosa y comprensiva con todos sus hijos e hijas.

P.D. Así reza el Código de Derecho Canónico:

can. 1083 § 1. No puede contraer matrimonio válido el varón antes de los dieciséis años cumplidos, ni la mujer antes de los catorce, también cumplidos.

can. 1096 § 1. Para que pueda haber consentimiento matrimonial, es necesario que los contrayentes no ignoren al menos que el matrimonio es un consorcio permanente entre un varón y una mujer, ordenado a la procreación de la prole mediante una cierta cooperación sexual.
§ 2. Esta ignorancia no se presume después de la pubertad.

1 comentario:

  1. Es un escalon más en una escalada hacia la autonomia y el Derecho de las mujeres a poder decidir y disfrutar de nuestra sexualidad y nuestras vidas.
    Es una ley ambiciosa, en la que la Comunidad Educativa tiene mucho que hacer.

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