Es del todo inaceptable, que a estas alturas del S. XXI la jerarquía católica, junto con sus voceros -los movimientos conservadores y fundamentalistas- salgan a la calle a obstaculizar los claros avances en todo lo relacionado con los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres.
Nuevamente la jerarquía católica, no se da por vencida y pretende imponer su moral rígida y única, en las políticas públicas de todo el mundo, todo ello sin tener en cuenta personas concretas, sean mayoría católica o no.
Si tenemos en cuenta que la mayoría de l@s católic@ no siguen las enseñanzas morales de la jerarquía ni están de acuerdo con ellas, ¿Por qué ese empeño en imponer su moral en las políticas públicas? Tal vez l@s manifestantes en contra del aborto
desconozcan o no quieren reconocer:
- Que la interrupción voluntario del embarazo es un tema de salud pública, que lo que aquí está en juego es el derecho a decidir de las mujeres, a su autonomía, a su dignidad, a la vida de las mismas.
- Que el aborto practicado en condiciones inseguras es un problema social y de salud pública.
- Que cada año se realizan en todo el mundo 50 millones de abortos, de los cuales 20 millones se practican en condiciones inseguras, sin condiciones higiénico-sanitarias, con personal no cualificado.
- Que 80 mil mujeres mueren anualmente a causa de complicaciones del aborto realizado en condiciones de alto riesgo.
Como católicas estamos en total desacuerdo con las posturas que mantienen los movimientos anti-elección, mal llamados pro-vida. Católicas por el derecho a decidir defendemos la vida, estamos a favor de la vida digna y justa, defendemos el derecho a decidir de las mujeres, creemos en la decisión libre y responsable, en la autonomía moral de las mujeres, en la libertad de conciencia de todas las mujeres y hombres.
Estamos en desacuerdo con las posiciones no dialogantes que mantienen los movimientos conservadores con el mundo contemporáneo, especialmente con las más pobres.
Por último, resaltamos las palabras de nuestra compañera teóloga católica y feminista Ivone Gebara, que afirma que una sociedad que no tiene condiciones objetivas para dar empleo, salud, vivienda y escuelas, es una sociedad abortiva. Una sociedad que obliga a las mujeres a escoger entre permanecer en su trabajo o interrumpir un embarazo es una sociedad abortiva. Una sociedad que silencia la responsabilidad de los varones y sólo culpabiliza a las mujeres, que no respeta sus cuerpos y su historia, es una sociedad excluyente, sexista y abortiva.
Católicas por el Derecho a Decidir, 2009
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