La posición
oficial de la Iglesia católica frente a la prevención del VIH/Sida es
irresponsable y tiene sus raíces en una profunda misoginia y una actitud
negativa frente a la sexualidad humana. La abstinencia, que el clero católico
tiene que prometer observar hasta la muerte, sin que logre cumplirla la mayoría
de sus miembros, como han mostrado varios estudios, es la opción sexual más valorada.
Es tiempo de revisar esta teología para enseñar que la sexualidad es uno de los
dones más preciosos que Dios nos otorgó para que lo disfrutemos con
responsabilidad y en relaciones justas y respetuosas.
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