¡Como Mujeres católicas y con motivo del Día
internacional de la Mujer exigimos en nuestra Iglesia acceso igual para todas y
todos a todos los sacramentos! Exigimos que el sexo y la sexualidad dejen de
ser el fundamento institucional en la Iglesia católica romana!
En el
momento histórico en que se reúne en el Vaticano el colegio cardenalicio para
elegir un nuevo pontífice nos preguntamos ¿Hasta cuándo seguirá basándose el
Papado, es decir el ministerio supremo en la Iglesia católica, en el sexo y la
sexualidad? – Pues desde hace siglos para poder llegar a ser nombrado pontífice
de esta rancia institución es condición sine
qua non pertenecer al club más exclusivo del planeta: el colegio
cardenalicio. Este club tiene a lo sumo 120 a 150 miembros, de los cuales solo
los menores de 80 años pueden participar en el conclave. Y para poder ser
“creado” cardenal o príncipe de la Iglesia se requiere, por pura costumbre,
pues el derecho canónico no lo prescribe - tener órganos sexuales masculinos a
condición de renunciar solemnemente para toda la vida a utilizarlos.
Es
cierto que esta condición, aunque fundamental e indispensable, no es la única.
Otra
condición es que todo candidato a obispo – etapa por pura costumbre necesaria
para llegar a cardenal – profese la convicción de que “la Iglesia carece de
poder” para ordenar a alguien que, a pesar de haber recibido el sacramento del
bautizo carece de órganos sexuales masculinos (can 1024, CIC, de 1983). Esta
condición se ha vuelto cada vez más apremiante, pues como lo formuló hace 50
años el Papa Juan XXIII, uno de los signos de nuestro tiempo es que “la mujer
ha adquirido una conciencia cada día más clara de su propia dignidad humana”,
por lo que “exige” que “se le reconozcan los derechos y obligaciones propios de
la persona humana” (Pacem in terris,
41). Y parece que los signos del tiempo no paran ni ante las puertas de la
institución eclesial.
Así
mismo, desde la publicación, en 1968, de la encíclica Humanae vitae por el Papa Pablo VI, también hay que profesar
públicamente que la sexualidad y la capacidad reproductiva de la mujer no
pueden ser controladas por esta, sino que deben someterse a directivas
vaticanescas precisas, a saber: a/ Abstinencia sexual total fuera del
matrimonio heterosexual monógamo y vitalicio para todas y todos. b/ Dentro del
matrimonio abstinencia sexual como único método legitimo en caso de no desear
procrear. c/ Proscripción absoluta del aborto, ya que el derecho a la vida de
una mujer y en particular a la vida en plenitud, como dice el Evangelio de San
Juan, tiene menos valor que el derecho a la vida biológica tanto de un óvulo
fecundado como de un embrión o de un feto.
Como vemos,
no salimos del terreno del sexo y de la sexualidad.
Pero si
bien compartimos con la grandísima mayoría de la feligresía católica una
actitud positiva frente a la sexualidad, fuente de humanización y de placer, si
bien profesamos que la consideramos un don maravilloso de Dios que debemos
ejercer en relaciones justas y responsables, si bien profesamos que Dios nos
proveyó de una conciencia que nos sirve para discernir qué decisiones tomar
respecto a nuestra vida y a nuestra sexualidad y procreación, decimos BASTA!
Basta a
lo que la jerarquía católica nos quiere seguir imponiendo como voluntad divina.
¡COMO MUJERES CATÓLICAS Y CON MOTIVO DEL DIA INTERNACIONAL DE LA MUJER EXIGIMOS
EN NUESTRA IGLESIA ACCESO IGUAL DE TODAS Y TODOS A TODOS LOS SACRAMENTOS!
¡Manifestamos
que un Pontífice elegido sobre la base de la discriminación sexual carece de
toda legitimidad para dirigir a la comunidad de la Iglesia universal!
¡Exigimos
una representación equitativa dentro del colegio electoral del próximo Papa!
¡Queremos
un Papa que reconozca los derechos humanos dentro de la Iglesia, y en
particular la libertad de religión, de conciencia y de expresión!
¡Queremos
un Papa que le entregue al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios
renunciando a su función como Jefe de Estado!
¡Queremos
un Papa que priorice la lucha social y la opción por los pobres!
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