Como
Red Latinoamericana de Católicas por el
Derecho a Decidir, la elección del cardenal Jesuita argentino Jorge Mario Bergolgio como Papa de la
Iglesia Católica, nos preocupa por su posición contraria a los derechos de las
mujeres y de los homosexuales, además de
las graves denuncias y testimonios que lo vinculan con la dictadura argentina 1976-1983.
No
es coincidencia que en medio de tantas críticas de orden moral, religiosa y
política a la Iglesia católica, el nuevo Papa escoja el nombre Francisco. Por
eso, esperamos que así como San
Francisco de Asís, que en medio de una crisis moral de la Iglesia en su época,
optó por un estilo de vida más evangélico, recuperando el legado del proyecto
de Jesús, que el nuevo Papa Francisco ,
acepte y asuma el desafío de renovar la Iglesia católica construyendo un
proyecto de Iglesia diferente al de la opulencia, el poder y el autoritarismo.
Hoy
como mujeres católicas afirmamos la necesidad de que el Papa Francisco rompa
con la invisibilización histórica de las mujeres y reconozca el derecho que
tienen de participar en igualdad de condiciones en todos los espacios de
la vida de la Iglesia.
Esperamos
que así como San Francisco de Asís optó
por denunciar un sistema desigual que producía extrema pobreza, el pontificado
del Papa Francisco esté marcado por una
práctica evangélica de servicio, acogida y solidaridad.
Queremos
un Papa que asuma como guía para su pontificado la realidad de las personas y
no doctrinas obsoletas que condenan y no ayudan a la realidad de hoy.
Queremos que el pontificado de Francisco,
reconozca el derecho y la capacidad ética y moral que tienen las mujeres a
hacer uso del principio católico de la primacía de la consciencia en caso de una decisión por la
interrupción del embarazo.
Queremos que el pontificado de
Francisco se deje refrescar por los
vientos del Concilio Vaticano II y abra la posibilidad de una revisión
doctrinal y pastoral sobre el concepto de
familia, el divorcio, el celibato, el sacerdocio femenino, el derecho de
las mujeres a decidir sobre todos los ámbitos de su vida, las uniones entre
personas del mismo sexo y el uso del preservativo para la vivencia de una
sexualidad libre y saludable.
Deseamos que el nuevo pontífice escuche el
clamor de sus fieles y revise las
prácticas de la Iglesia frente a los autores de abusos sexuales a menores y a mujeres.
Le recomendamos que el dialogo
inter-religioso, la libertad de expresión, la acogida a la diversidad sean
entendidos como una relectura evangélica en los días actuales y no como amenaza
a los valores evangélicos.
Queremos que el pontificado de Francisco
tenga claro su papel en la sociedad como institución religiosa y no intente
imponer sus principios y creencias en
las directrices de los Estados.
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