miércoles, 17 de julio de 2013

Queremos una nueva Iglesia

Carta Abierta de Católicas al Papa Francisco

Queremos saludarlo Papa Francisco, como mujeres que, desde la perspectiva de la fe, tenemos la esperanza de que profundos cambios permitan a la Iglesia presentarse al mundo como esa luz de que habla la Encíclica Lumen Fidei, su primera carta a la comunidad católica.
Esperamos, en primer lugar, que la decisión por el nombre Francisco signifique un programa de renovación de las mismas estructuras de la Iglesia, así como de su doctrina, en la fidelidad a la figura de ese hombre de Asís que abaló al mundo con su radicalidad.
Mujeres católicas que somos, queremos vivir una fe que liberte y no condene, amenace o inspire miedo. Respetamos y admiramos los gestos del nuevo Papa de simplicidad y acogimiento de las personas. Por eso, esperábamos que trajera a la Iglesia otros ares, como lo hizo Juan XXIII. Que bendijera a todas las familias, sean hetero u homosexuales; que comprendiera que una experiencia positiva de maternidad o paternidad no resulta de la posibilidad biológica de generar, sino de la capacidad de amar, respetar y educar a un niño o niña.  Fue por eso que, con tristeza, leemos su primera carta dirigida al pueblo católico reafirmando la unión heterosexual como la única expresión del amor verdadero. ¿Cuándo se abrirá la Iglesia a la realidad de la diversidad de las formas de amor y expresión de la sexualidad humana? ¿Cuándo compren derá que existe un inmenso universo de posibilidades de realizarse como ser humano?
Queremos una nueva Iglesia. Una Iglesia en que las mujeres sean reconocidas por sí mismas en su derecho a la autonomía en la conducción de sus vidas. Que sean reconocidas como animadoras de comunidades, con pleno acceso al ejercicio del sacerdocio y a las instancias decisorias de la institución. Una iglesia que valore las comunidades religiosas femeninas que evangélicamente se insertaron en los sectores más pobres de nuestro país. Y que sean respetadas, admiradas por su audacia y generosidad. Queremos una Iglesia en que el celibato no sea una obligación y la dirección de las comunidades sea decisión de las y los fieles. 
Queremos una nueva moral relativa a la sexualidad e la reproducción humana que reconozca el valor moral de la decisión de mujeres católicas por la interrupción de un embarazo. Datos de investigaciones indican que son católicas, en su mayoría, las mujeres que abortan en nuestro país. Que ellas puedan hacerlo no a pesar de su fe, sino apoyadas en ella, con la certeza de que Dios la comprende, como se expresó una de ellas después de realizar un aborto. El mantenimiento de la ilegalidad ha llevado miles de mujeres a la muerte. Nuestras vidas han sido utilizadas políticamente como moneda de canje, para garantizar mayoría electoral. Es contra esa situación que la Iglesia debe luchar. Esa es la lucha a favor de la vida que la Iglesia debe abrazar.
Queremos, sí, una nueva iglesia que abandone las ambiciones de poder y riqueza y que se muestre audaz en el compromiso con su renovación interna y con la justicia social y la paz. Y que la bendición dada por el pueblo al Papa Francisco en la Plaza de San Pedro, el día de su elección como jefe espiritual de la Iglesia lo acompañe, lo ilumine y lo fortalezca en su misión.

Católicas por el Derecho a Decidir – Brasil
(55)(11) 3541-3476

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