Carta Abierta de Católicas al Papa Francisco
Queremos
saludarlo Papa Francisco, como mujeres que, desde la perspectiva de la
fe, tenemos la esperanza de que profundos cambios permitan a la Iglesia
presentarse al mundo como esa luz de que habla la Encíclica Lumen Fidei, su primera carta a la comunidad católica.
Esperamos,
en primer lugar, que la decisión por el nombre Francisco signifique un
programa de renovación de las mismas estructuras de la Iglesia, así como
de su doctrina, en la fidelidad a la figura de ese hombre de Asís que
abaló al mundo con su radicalidad.
Mujeres
católicas que somos, queremos vivir una fe que liberte y no condene,
amenace o inspire miedo. Respetamos y admiramos los gestos del nuevo
Papa de simplicidad y acogimiento de las personas. Por eso, esperábamos
que trajera a la Iglesia otros ares, como lo hizo Juan XXIII. Que
bendijera a todas las familias, sean hetero u homosexuales; que
comprendiera que una experiencia positiva de maternidad o paternidad no
resulta de la posibilidad biológica de generar, sino de la capacidad de
amar, respetar y educar a un niño o niña. Fue por eso que, con
tristeza, leemos su primera carta dirigida al pueblo católico
reafirmando la unión heterosexual como la única expresión del amor
verdadero. ¿Cuándo se abrirá la Iglesia a la realidad de la diversidad
de las formas de amor y expresión de la sexualidad humana? ¿Cuándo
compren
derá que existe un inmenso universo de posibilidades de realizarse
como ser humano?
Queremos
una nueva Iglesia. Una Iglesia en que las mujeres sean reconocidas por
sí mismas en su derecho a la autonomía en la conducción de sus vidas.
Que sean reconocidas como animadoras de comunidades, con pleno acceso al
ejercicio del sacerdocio y a las instancias decisorias de la
institución. Una iglesia que valore las comunidades religiosas femeninas
que evangélicamente se insertaron en los sectores más pobres de nuestro
país. Y que sean respetadas, admiradas por su audacia y generosidad.
Queremos una Iglesia en que el celibato no sea una obligación y la
dirección de las comunidades sea decisión de las y los fieles.
Queremos
una nueva moral relativa a la sexualidad e la reproducción humana que
reconozca el valor moral de la decisión de mujeres católicas por la
interrupción de un embarazo. Datos de investigaciones indican que son
católicas, en su mayoría, las mujeres que abortan en nuestro país. Que
ellas puedan hacerlo no a pesar de su fe, sino apoyadas en ella, con la
certeza de que Dios la comprende, como se expresó una de ellas
después de realizar un aborto. El mantenimiento de la ilegalidad ha
llevado miles de mujeres a la muerte. Nuestras vidas han sido utilizadas
políticamente como moneda de canje, para garantizar mayoría electoral.
Es contra esa situación que la Iglesia debe luchar. Esa es la lucha a
favor de la vida que la Iglesia debe abrazar.
Queremos,
sí, una nueva iglesia que abandone las ambiciones de poder y riqueza y
que se muestre audaz en el compromiso con su renovación interna y con la
justicia social y la paz. Y que la bendición dada por el pueblo al Papa
Francisco en la Plaza de San Pedro, el día de su elección como jefe
espiritual de la Iglesia lo acompañe, lo ilumine y lo fortalezca en su
misión.
Católicas por el Derecho a Decidir – Brasil
(55)(11) 3541-3476
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