lunes, 30 de noviembre de 2009
Ante la condena de la Ley del Aborto
miércoles, 25 de noviembre de 2009
Católicas, anticoncepción y la I.V.E. - la mayoría disentimos
El derecho de las MUJERES a decidir sobre su cuerpo
y la futura Ley del ABORTO
fue el tema de una de las habituales Tertulias de la Asamblea Social de Rivas que se celebró el 5 de noviembre de 2009 en el Centro Cultural Federico García Lorca, de Rivas Vaciamadrid.
Las ponencias estuvieron a cargo de Isabel Serrano, ginecóloga ejerciente en un centro joven de salud madrileño y presidenta de la Federación de Planificación Familiar Estatal y Paloma Alfonso Aguirre militante de Católicas por el derecho a decidir.
Isabel Serrano consideró un gran avance de la ley el que se reconozca, en las primeras 14 semanas del embarazo, el derecho de la mujer a decidir si quiere ser madre o no, priorizando este derecho sobre la protección del feto y sustituyendo la anterior despenalización. Insistió que esta decisión en ningún caso es una decisión frívola para una mujer sino algo muy reflexionado, sobre todo por la responsabilidad que supone ser madre. Sobre la cuestión de los plazos fijados en la ley informó que las estadísticas revelan que son las mujeres con mayores limitaciones económicas, culturales y de edad las que mas alargan su decisión de abortar y por tanto serán las mas perjudicadas por los plazos mas cortos, pero que finalmente los plazos serán decididos por el numero de votos en el Parlamento necesarios para aprobar la ley. En relación con el debate de si las menores de 16 y 17 años, necesitan autorización paterna o solo informar a los padres, opinó que desde su experiencia profesional el problema mayor para las jóvenes es tener que informar a sus padres en los casos en que temen una reacción adversa de estos, con lo cual la ley no mejora casi nada si mantiene la obligación de informar.
Paloma Alfonso afirmó que son mayoría las mujeres católicas que están “por el derecho a decidir” (como se llama su asociación), dado que son mayoría las que optan por utilizar los métodos anticonceptivos, en abierta oposición a la doctrina de la jerarquía eclesiástica que rechaza estos métodos, además del aborto. Consideró que es la doctrina de la Iglesia, contraria a la libertad sexual y a la maternidad voluntaria, la razón de fondo de su oposición al aborto, que lleva adelante por oportunismo político, cuando nunca ha considerado que el embrión tenga los mismos derechos que las personas, como demuestra el que no bauticen a los fetos en ninguna circunstancia. Sobre la cuestión de los plazos dijo que la medicina distingue entre aborto (voluntario o espontáneo) y parto prematuro cuando el embarazo llega a las 24 semanas, pues a partir de ese plazo el nacido es viable sin necesidad de la madre; pero en esos casos (muy prematuros) los bebes acaban muriendo tras muchos meses de sufrimiento del bebe y su madre, por lo que se reafirmó en que sea la mujer y no los médicos ni los parlamentarios los que decidan en esos casos su maternidad o no.