viernes, 11 de diciembre de 2015
viernes, 23 de octubre de 2015
martes, 13 de octubre de 2015
lunes, 14 de septiembre de 2015
Lograr la Igualdad de Género
Taller a cargo de CDD España en el marco de la Va Asamblea de Redes Cristianas que se en Madrid, 10/11 de octubre de 2015*
¿Por qué es el papa hostil a las teorías
de género?
Las recientes declaraciones del Papa Francisco sobre
la “ideología de género” nos lleva a preguntarnos ¿por qué una herramienta
tan importante como el género, incomoda tanto a la jerarquía católica?
Resulta comprensible que una estructura eclesial
como es la Iglesia Católica, basada en la jerarquización y desigualdad de
género se resienta, por los fundamentos revelados por las teorías de género.
SEXO Y GÉNERO
Cuando nace un ser humano se constata que está
dotado de una anatomía que se caracteriza por la presencia de órganos
sexuales externos como el pene y el escroto o la vulva. Esta característica
hará que se decida que un recién nacido sea niño o niña. Hay unos pocos
seres humanos que nacen con órganos sexuales externos poco definidos. Pero
como el Registro Civil no conoce sino el sexo femenino y el sexo
masculino, se le atribuye el sexo que más parezca corresponder. Sólo muy
pocos países, por ejemplo Alemania desde 2014, admiten que a esa criatura
se le atribuya un tercer sexo que queda indefinido.
Una vez que se le ha atribuido un sexo a un bebé, la
sociedad empieza a socializarlo de manera correspondiente a lo que las
tradiciones han definido como masculinidad y feminidad. Así se va preparando
a esa criatura para que adquiera los atributos de comportamiento que se necesitan
para que más tarde asuma un papel determinado en la división social del
trabajo: a la niña se le enseñara a ser más recatada, paciente, dulce,
tierna, etc.. mientras que al niño se le permitirá que se ensucie, haga
ruido, ocupe mayor espacio, etc…. A ellas se les viste de rosa y se les
regalan muñecas, a ellos de azul y se les obsequia pequeños coches. Es
decir que las personas no nacen varón o mujer sino que es la sociedad
quien las educa y las va formando para que
asuman estos roles conforme a lo que está
establecido en esa sociedad como varonil o femenino. Y la religión
refuerza a punta de citas bíblicas, a veces sacadas de contexto, este tipo
de estereotipo gratificando a quienes se conforman con ellos o castigando
y estigmatizando a quienes no lo hacen.
Solo desde hace muy poco se ha ido creando un
corpus de teología feminista que ha mostrado que las enseñanzas religiosas han
estado determinadas por una perspectiva masculina y por lo tanto falsa o
incompleta. Pero como dentro de la institución eclesial perdura una
estructura de poder y autoridad que excluye a las mujeres, los
conocimientos de la teología feminista siguen siendo marginados y no
tomados en cuenta.
No solo entre personas de sexo
diferente hay
discriminaciones. La desigualdad de género también se repercute en cosas
como la producción de conocimientos y de saberes. El sentimiento de que
ese orden simbólico y social es algo creado así por Dios y por lo tanto “natural”
sigue profundamente anclado en la conciencia de las personas. Y no solo la
jerarquía sino también amplias partes de la feligresía teme que la ”teoría
del género” desestabilizará tanto a la iglesia como a la sociedad. Prevalece un
temor a perder certidumbres aunque sean certidumbres opresivas y
castradoras.
En las ciencias sociales el concepto de género es
una herramienta que ha contribuido mucho a entender la maravilla humana
que somos. Nos ha ayudado a comprender que las relaciones sociales no son naturales,
sino socialmente construidas y por lo tanto, pueden cambiar ante todo
cuando son injustas y contrarias a la vida en plenitud. Por ejemplo nos ha ayudado
a comprender que no importa que una persona tenga una anatomía femenina o
masculina. Si tiene las capacidades correspondientes puede
ser piloto de avión,
canciller de Alemania, barrendero o trabajador social. Pero también ha
permitido comprender mucho mejor, por analogía, que otras diferencias
sociales entre los seres humanos no son tampoco naturales sino
construcciones sociales, como la riqueza y la pobreza o el racismo. Ha
contribuido a pensar nuevas maneras de feminidad o masculinidad, a experimentar
no ser ni masculino ni femenino conforme a los moldes tradicionales. Ha
permitido pensar esta realidad humana, más allá de los convencionalismos
tradicionales.
Esta es la complejidad humana que se revela
cuando pensamos, con ayuda de herramientas como el género. Pues la
complejidad humana es un desafío. Y el concepto de género permite comprenderla
mejor en cuanto a la sexualidad, sin intentar encasillarla en categorías rígidas
para que cuadre con doctrinas o creencias
religiosas cuestionables. ¿Por qué ese
miedo a las potencialidades humanas? Si creemos que la gloria de Dios se
realiza en el actuar humano, ¿por qué no nos dejarnos interpelar por esa
realidad? ¿Por qué no acoger
nuevas experiencias que esta revolución social está permitiendo? ¿Por qué no
salir de las jaulas que aprisionan los cuerpos y contribuir con propuestas
éticas que sustenten relaciones más respetuosas de las diversidades?
El desafío está en cómo liberarse de posturas fundamentalistas
que atacan principalmente los cuerpos de las mujeres, de los LGBITT, que
incrementan la violencia contra lo diferente, que
obstaculizan programas, leyes y políticas
públicas que promueven los DSDR.
Consta
que a través de la historia la iglesia católica ha cambiado de postura
frente a posiciones científicas o realidades éticas y religiosas.
Por ejemplo, hoy no condena la diversidad religiosa, la laicidad, el
sufragio universal, la igualdad entre hombres y mujeres – al menos cuando
se trate del ámbito de la sociedad – como lo hizo en otros momentos históricos,
llegará la hora del cambio o de lo contrario se quedará enjaulada
guardando una realidad inexistente.….
Preguntas provocadoras que puedan dinamizar el dialogo:
¿Qué entendemos por división social del
trabajo?.
Enumerar actividades que se
identifican como propias de las mujeres y actividades propias de los varones. ¿Quién
las realiza? ¿Las podría realizar alguien del sexo opuesto? ¿Cómo se
remuneran?. Qué prestigio social tienen?. ¿Qué consecuencias tiene en la
vejez de las personas el haberse dedicado a trabajar en un empleo/haciéndose
cargo del hogar y los hijos/ancianos/enfermos (cuidado) sin devengar un
sueldo ni cotizar a pensión?. ¿Qué puede hacerse para que esto cambie? ¿Qué
puede hacer la iglesia para que esto cambie?.
Las mismas preguntas pero en la iglesia.
¿Cuál es el impacto de la crisis actual
sobre la división social del trabajo?.
¿Cuál
es el impacto de las migraciones internacionales sobre la igualdad de género de
las poblaciones migrantes? (Madres que dejan a sus hijos…, familias sin
padres, sin madres….) ¿Cuál
es el efecto de la pobreza (recortes sociales) sobre las mujeres y sobre
los varones? ¿Cómo lograr la igualdad de género en los diferentes ámbitos:
laboral, DSDR, en la iglesia?
Destacar los aportes que las teólogas
feministas han hecho para avanzar en conceptos como: el cuerpo, la diversidad,
la sexualidad y el derecho a decidir.
Añadir nombres de teólogas que a pesar
de ser silenciadas e ignoradas por la jerarquía oficial han generado un
pensamiento crítico y liberador para las mujeres.
El impacto de los fundamentalismos está teniendo
consecuencias concretas en la vida de las personas. ¿Creen que aun
hoy las ideas religiosas forman cuerpos y mentalidades? ¿Hay un proceso de
secularización? ¿Qué se puede hacer?
Pensar en estrategias.
*http://www.asamblearedescristianas.net
miércoles, 2 de septiembre de 2015
Año de la Misericordia - Carta abierta al Papa
Carta
abierta al Papa Francisco
2 de septiembre de 2015
Estimado papa Francisco:
Como Católicas por el Derecho
a Decidir, apreciamos sinceramente que, en el marco del Año de la
Misericordia, usted haya comprendido el dilema en que muchísimas
mujeres se encuentran ante el imperativo de interrumpir un embarazo
no deseado y en consecuencia haya concedido a los sacerdotes, ya no
única y exclusivamente a los obispos, la facultad de absolver lo que
han denominado “el pecado del aborto”.
Como creyentes, al igual que
muchísimas teólogas y teólogos, consideramos que el aborto no es
pecado cuando las mujeres han tomado esta decisión en conciencia, de
manera informada y orada y obligadas por las circunstancias: cuando
el embarazo ha sido producto de una violación, por problemas de
salud, por correr peligro su vida, porque están viviendo una difícil
situación económica o social, o se trata de niñas que han sido
abusadas sexualmente, entre otras. En ningún caso, las mujeres, ni
en las situaciones más extremas, vivimos el dilema del aborto de
manera superficial, como lamentablemente usted lo ha mencionado.
Para las mujeres, como para
cualquier ser humano, la vida es muy valiosa. Quienes abortan no lo
hacen porque han perdido la sensibilidad ante la vida. Para la gran
mayoría de ellas, la vida es tan valiosa que no están dispuestas a
traer una persona al mundo en condiciones de violencia, pobreza e
infelicidad tanto para esa vida en ciernes como para sus familias.
Muchísimas mujeres hemos
encontrado en algunas legislaciones civiles más misericordia y
justicia que en nuestra propia Iglesia, porque dichas leyes nos
consideran personas adultas con capacidad para tomar decisiones .
Algunas leyes han dejado de considerar el aborto como un delito
porque ponderan dos bienes, el de la vida en ciernes y el de la
mujer, y han considerado las distintas circunstancias que viven las
mujeres que abortan sin que sean castigadas por ello.
Lamentablemente, muchos obispos en el mundo continúan estigmatizando
a estas hermanas nuestras y presionando a las autoridades civiles
para que sean castigadas.
Valoramos profundamente sus
esfuerzos por suscitar una Iglesia incluyente, misericordiosa,
amorosa, acogedora, que comprenda las alegrías y tristezas de todas
las personas, que recupere la plena comunión sin estigmatizar a
nadie. Valoramos que haya comprendido las circunstancias que han
conducido a las mujeres a tomar esta difícil decisión, que
reconozca que en la mayoría de los casos subyace “un drama
existencial y moral” y una decisión dolorosa. Ciertamente, sería
fundamental que también considerara que la despenalización del
aborto ha ayudado a salvar la vida de muchísimas mujeres, ha
reducido su práctica clandestina, insegura y en condiciones
insalubres.
Para el Año Jubilar, y desde
estas reflexiones, proponemos que:
- Se considere que el aborto no es pecado cuando ha resultado de una decisión en conciencia y de manera informada y orada, y cuando el embarazo ha sido producto de una violación, haya problemas de salud, corra peligro la vida de la mujer, se viva una difícil situación económica o social o se trate de niñas que trágicamente han sido abusadas sexualmente, entre otras razones.
- Las autoridades eclesiásticas de todo nivel dejen de estigmatizar a las mujeres que abortan y dejen de presionar a las autoridades civiles para que ellas sean castigadas y perseguidas como delincuentes, porque, como usted lo ha mencionado, la convivencia respetuosa y pacífica depende de la laicidad del Estado.1
- Todas las autoridades eclesiásticas pidan perdón por el daño físico, moral y espiritual que han generado a millones de mujeres que han abortado, y que no han dado muestra de niguna expresión de misericordia.
Como en nuestras cartas
anteriores, le agradecemos profundamente su atención.
Atentamente,
Red Latinoamericana de
Católicas por el Derecho a Decidir .
1
“El papa Francisco
defiende la ‘laicidad del Estado’”, 27 de julio de 2013.
Disponible en:
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/07/27/actualidad/1374948221_344203.html
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