Redes
Cristianas, reunida en su IV Asamblea, en la ciudad de Compostela públicamente manifestamos
a la ciudadanía que, ante la
nefasta, dura e injusta situación que sufrimos en el estado español, desde hace
ya demasiado tiempo, junto con otras personas y grupos nos disponemos a cambiar
realidades y provocar rebeldías con Jesús de Nazaret.
En
estos duros momentos, de desesperación para tantos ciudadanos y ciudadanas, la
prioridad de nuestras prioridades es cambiar la realidad de los millones de
personas sin trabajo, de las políticas públicas y reformas laborales que
recortan recursos y, sobre todo, derechos esenciales y fundamentales que tanto
tiempo y esfuerzo costó alcanzar.
Levantamos
nuestro grito en defensa de la educación pública, pues es necesario recuperarla
y mantenerla en su más alto nivel, al tiempo que reclamamos se invierta en la
cultura propia de cada autonomía, riqueza en la variedad. Denunciamos la
realidad de la investigación científica y técnica, base de todo progreso.
Nuestro grito desesperado lo dirigimos también a la sanidad y al servicio
farmacéutico. Exigimos Educación y Sanidad pública y universal, sin costes
adicionales ni copagos de farmacia.
Nos
empeñaremos en cambiar la realidad y desde aquí denunciamos todos y cada uno de
los desahucios llevados a cabo por la fuerza, sin buscar soluciones dignas. Nos
oponemos con rabia a las llamadas preferentes bancarias y otras diversas
maneras de engañar a los pequeños ahorradores; no pararemos hasta conseguir se
les devuelvan todos sus ahorros.
No
podemos descansar viendo cómo se desmantelan los incipientes servicios
sociales. Por el contrario no descansaremos hasta conseguir que se recuperen,
crezcan y sean garantía de una vida equilibrada, sana y justa para nuestros
mayores, personas discapacitadas y dependientes.
Sabiendo
que “no hay resurrección sin insurrección” (Bonet Navarro), es decir, sin provocar
rebeldías, “no tenemos prisa porque vamos lejos” (15-M).
Provocamos
rebeldías con Jesús de Nazaret cuando
nos unimos a sindicatos, a movimientos sociales, al pueblo en general, dejando
bien claro que las personas necesitan trabajo, derechos y salarios dignos para
poder vivir; cuando nos unimos a estudiantes y profesorado, a profesionales de la sanidad, a las personas discapacitadas y asistentes
sociales, a las perjudicados por las preferentes y a las desahuciadas; cuando colaboramos
con la organización Stop Desahucios, para defender una vivienda digna para toda
persona; cuando miramos de igual a igual a las personas emigrantes y les
allanamos el camino; cuando nos ponemos en lugar del mantero y denunciamos las
injustas medidas que contra ellos se toman.
Provocamos
rebeldías cuando apoyamos la Banca Ética, en contra de la insaciable sed de
dinero y poder de los corruptos banqueros que, con sus poderosos bancos, fueron
junto a otros factores los responsables más directos de la pérdida del estado
del bienestar.
Hay
quienes acusan a ciertos agentes sociales de ser antisistema. Pues bien: ser
antisistema, hoy en día, es la forma más consecuente de ser demócrata y la
mejor estrategia, real y efectiva, de lucha contra la pobreza, más allá de la
caridad y de la beneficencia, por mucho que estas resulten ahora necesarias y en
muchos casos concretos sean perentorias.
Pedimos insistentemente a la jerarquía de
nuestra Iglesia que haga profundas mudanzas en sus comportamientos y actitudes,
inclinándose a seguir los gestos del obispo de Roma, Francisco, en la seguridad
de que así se aproximarán a seguir los pasos de Jesús de Nazaret.
No
dudamos que con la ayuda, trabajo, ilusión y entusiasmo de todas y todos,
llegará un día en que, al levantar la vista,
veremos una tierra que ponga libertad.
Compostela, sábado, 7 de
diciembre, de 2013