martes, 10 de diciembre de 2013

IV ASAMBLEA DE REDES CRISTIANAS -MANIFIESTO DEL ACTO PÚBLICO

Redes Cristianas, reunida en su IV Asamblea, en la ciudad de Compostela públicamente manifestamos a la ciudadanía que, ante la nefasta, dura e injusta situación que sufrimos en el estado español, desde hace ya demasiado tiempo, junto con otras personas y grupos nos disponemos a cambiar realidades y provocar rebeldías con Jesús de Nazaret.

En estos duros momentos, de desesperación para tantos ciudadanos y ciudadanas, la prioridad de nuestras prioridades es cambiar la realidad de los millones de personas sin trabajo, de las políticas públicas y reformas laborales que recortan recursos y, sobre todo, derechos esenciales y fundamentales que tanto tiempo y esfuerzo costó alcanzar.

Levantamos nuestro grito en defensa de la educación pública, pues es necesario recuperarla y mantenerla en su más alto nivel, al tiempo que reclamamos se invierta en la cultura propia de cada autonomía, riqueza en la variedad. Denunciamos la realidad de la investigación científica y técnica, base de todo progreso. Nuestro grito desesperado lo dirigimos también a la sanidad y al servicio farmacéutico. Exigimos Educación y Sanidad pública y universal, sin costes adicionales ni copagos de farmacia.

Nos empeñaremos en cambiar la realidad y desde aquí denunciamos todos y cada uno de los desahucios llevados a cabo por la fuerza, sin buscar soluciones dignas. Nos oponemos con rabia a las llamadas preferentes bancarias y otras diversas maneras de engañar a los pequeños ahorradores; no pararemos hasta conseguir se les devuelvan todos sus ahorros.

No podemos descansar viendo cómo se desmantelan los incipientes servicios sociales. Por el contrario no descansaremos hasta conseguir que se recuperen, crezcan y sean garantía de una vida equilibrada, sana y justa para nuestros mayores, personas discapacitadas y dependientes.

Sabiendo que “no hay resurrección sin insurrección” (Bonet Navarro), es decir, sin provocar rebeldías, “no tenemos prisa porque vamos lejos” (15-M).
Provocamos rebeldías con Jesús de Nazaret  cuando nos unimos a sindicatos, a movimientos sociales, al pueblo en general, dejando bien claro que las personas necesitan trabajo, derechos y salarios dignos para poder vivir; cuando nos unimos a estudiantes y profesorado, a  profesionales de la sanidad, a  las personas discapacitadas y asistentes sociales, a las perjudicados por las preferentes y a las desahuciadas; cuando colaboramos con la organización Stop Desahucios, para defender una vivienda digna para toda persona; cuando miramos de igual a igual a las personas emigrantes y les allanamos el camino; cuando nos ponemos en lugar del mantero y denunciamos las injustas medidas que contra ellos se toman.

Provocamos rebeldías cuando apoyamos la Banca Ética, en contra de la insaciable sed de dinero y poder de los corruptos banqueros que, con sus poderosos bancos, fueron junto a otros factores los responsables más directos de la pérdida del estado del bienestar.

Hay quienes acusan a ciertos agentes sociales de ser antisistema. Pues bien: ser antisistema, hoy en día, es la forma más consecuente de ser demócrata y la mejor estrategia, real y efectiva, de lucha contra la pobreza, más allá de la caridad y de la beneficencia, por mucho que estas resulten ahora necesarias y en muchos casos concretos sean perentorias.

 Pedimos insistentemente a la jerarquía de nuestra Iglesia que haga profundas mudanzas en sus comportamientos y actitudes, inclinándose a seguir los gestos del obispo de Roma, Francisco, en la seguridad de que así se aproximarán a seguir los pasos de Jesús de Nazaret.

No dudamos que con la ayuda, trabajo, ilusión y entusiasmo de todas y todos, llegará un día en que, al levantar la vista, veremos una tierra que ponga libertad.


Compostela, sábado, 7 de diciembre, de 2013

viernes, 27 de septiembre de 2013

28 de Septiembre Día Por la Despenalización del Aborto en América Latina y el Caribe

Cada año en América Latina se realizan aproximadamente 3.700.000 abortos inseguros, de los cuales el 17% producen muertes maternas, según información de la Organización Mundial de la Salud (OMS). La mayoría de las decisiones de las mujeres para interrumpir un embarazo no deseado, lo ejercen en condiciones de clandestinidad, sin información, bajo miedos, con procedimientos inseguros, que ponen en grave riesgo su salud y sobre todo sus vidas.

A pesar de que en algunos países de Latinoamérica se han dado avances jurídicos de importancia que garantizan la interrupción voluntaria del embarazo bajo algunas causales o circunstancias, el aborto continúa siendo restringido en países como CHILE, NICARAGUA, EL SALVADOR, HONDURAS, HAITI, SURINAM y REPUBLICA DOMINICANA, lo cual no evita que las mujeres aborten, sino más bien se constituye en un factor de riesgo, que aboca a las mujeres a enfrentarse a los abortos inseguros, poniendo en peligro su propia vida.

La Red Latinoamericana de Católicas por el Derecho a Decidir, como mujeres comprometidas con la justicia social y los derechos humanos de las mujeres, defendemos la Vida y reconocemos que es necesario colocar la vida de las mujeres en el centro, escuchar sus necesidades, anhelos y sufrimientos; por ello, reafirmamos que el reconocimiento de la dignidad de las mujeres, sólo es posible cuando se reconocen sus derechos, su autoridad moral y su autonomía para decidir en conciencia el camino que más conviene a su bienestar y su vida.

La alta tasa de mujeres que mueren por abortos inseguros, está vinculada entre otros factores, a la ausencia de políticas públicas integrales por parte de los Estados que permitan erradicar las violencias de género, la trata de personas, evitar la maternidad forzada o impuesta; y asimismo, permitan garantizar la educación integral de la sexualidad, el derecho a la información y el reconocimiento de los derechos sexuales y derechos reproductivos como derechos humanos.

La autonomía reproductiva es un derecho humano de las mujeres y se traduce en la posibilidad de decidir si tenemos o no hijos, cuántos, con qué intervalos y con quién; es igualmente, la posibilidad de interrumpir un embarazo no deseado o forzado, contar con el asesoramiento y los medios para prevenir este tipo de embarazos, acceder a nuevas tecnologías, tener partos seguros, sin riesgos, de manera que se puedan evitar la morbilidad y mortalidad materna.


En la entrevista del Papa difundida internacionalmente a través de la red de revistas de la Compañía de Jesús, con relación al Aborto, el Papa habla de la necesidad de escuchar y de acoger a las personas con su realidad. Este es un paso muy importante, ya que por primera vez un Papa desde Roma no habla del aborto condenándolo, juzgándolo o invocando principios doctrinales abstractos, sino que asume la necesidad de aproximarse y comprender la realidad concreta y el contexto de la persona como el primer momento de diálogo y acogida, como él mismo afirma “el anuncio del amor salvífico de Dios es previo a la obligación moral religiosa”.

Como red de mujeres católicas que trabajamos en 11 países de Latinoamérica y en España, a partir de la promoción y defensa de los derechos humanos de las mujeres, en particular los derechos sexuales y reproductivos,

EXIGIMOS A LOS ESTADOS:

  • Ampliar el acceso a los métodos anticonceptivos modernos, mejorar la calidad de la información y los servicios de anticoncepción.
  • Garantizar el acceso al aborto legal, seguro y gratuito, de manera que todas las mujeres puedan acceder a servicios de aborto seguro cuando lo necesiten, ello constituye un imperativo económico, de salud, de justicia social y moral urgente. El aborto inseguro afecta la salud de millones de mujeres principalmente de aquellas que viven en situación de pobreza.
  • La Laicidad de los Estados para garantizar que las políticas públicas en particular las de Educación, Salud y el Sistema de Justicia no reciban injerencia de ninguna moral religiosa en su aplicación, de manera que se garantice el derecho a decidir en conciencia que tienen todas las mujeres.

¡ABORTO LEGAL Y SEGURO: UNA CUESTIÓN DE DERECHOS, UNA CUESTIÓN DE DEMOCRACIA!!!
Setiembre, 2013

Catolicadas 4ta Temporada - Capítulo 3: ¿Vas a celebrar misa, papá? (+pl...

jueves, 26 de septiembre de 2013

A propósito de la entrevista del Papa Francisco a los Jesuitas

Como Red Latinoamericana de Católicas por el Derecho a Decidir, vemos con esperanza, en la entrevista del Papa difundida internacionalmente a través de la red de revistas de la Compañía de Jesús, que se han abierto nuevas perspectivas para una Iglesia que dialoga más, que se deja interpelar por la realidad.
Nos regocija que el Papa retome el espíritu del Concilio Vaticano II y recupere la figura de la Iglesia como Pueblo de Dios en camino con sus gozos y dolores. Y reafirme el deseo de ver una Iglesia capaz de escuchar al prójimo, teniendo en cuenta, como primer momento teológico, la realidad concreta de las personas, de hacer prevalecer en primer lugar el principio de la Misericordia.
Nos complace su declaración en el sentido de que si bien la religión tiene el derecho de expresar sus opiniones, no debe “interferir espiritualmente” en la vida de las personas, sino respetar la dignidad de cada una, y acompañarlas a partir de su condición con misericordia. Percibimos este planteamiento como un aliento y un aire que renueva la Iglesia. Asimismo, saludamos su reconocimiento de que el plan de su trabajo pastoral debe tener “la frescura y el perfume del evangelio”, “el corazón de la enseñanza de Jesús”. Tener “...como el mensaje central del Evangelio: el amor y la misericordia de Dios”, siguiendo el Evangelio de Lucas.
Nos encontramos con una nueva figura y un modelo poco conocido de ser Papa: se reconoce como pecador y confiesa públicamente sus pecados. Dice haber sido autoritario, y al dar cuenta de su fragilidad humana hace pensar en el peso de la doctrina de la infalibilidad papal en una persona que se reconoce humana y que tiene la responsabilidad de entender las fragilidades humanas.
Estas señales son motivos de alegría, porque son signos de una Iglesia más comprometida, que desea cambiar. Incluso cuando habla de las mujeres dice que “es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia” y cuando afirma que “la mujer es imprescindible para la Iglesia”, porque “María, una mujer, es más importante que los obispos”, está dando aliento a la esperanza.
Ahora es necesario que se reconozca el valioso trabajo que mujeres de todos los continentes han hecho desde el punto de vista de la reflexión teológica, elaborando desde hace más de 40 años una rica teología feminista. Mujeres teólogas han logrado que temas que antes no eran incorporados como fuente para la reflexión teológica ahora sean parte fundamental de esta reflexión; el sufrimiento causado por la violencia de género, la sexualidad y el cuerpo como un lugar de opresión y dominación, la culpa
centrada en las mujeres, la maternidad como destino obligatorio, son realidades de reflexión prioritarias de la teología feminista para contribuir a la promoción de la humanidad y la dignidad de las mujeres. Ahora, falta congruencia entre los dichos y los hechos para que se reconozca el papel transcendental de las mujeres en la Iglesia y podamos acceder en igualdad de condiciones a los lugares en donde se toman las decisiones.
Con relación al aborto y a la homosexualidad, el Papa habla de la necesidad de escuchar y de acoger a las personas con su realidad. Este es un paso muy importante. Por primera vez un Papa no habla del aborto y la homosexualidad condenando y juzgando e invocando principios doctrinales abstractos, sino que asume la necesidad de aproximarse y comprender la realidad concreta y el contexto de la persona como el primer momento de diálogo y acogida, como él mismo afirma “el anuncio del amor salvífico de Dios es previo a la obligación moral religiosa “.
En este sentido, recibimos las palabras del Papa como un paso significativo para una Iglesia más abierta, más humana y misericordiosa, más cercana en todo caso a la Iglesia de Jesús, una mejor Iglesia.
Esperamos que esta apertura permita profundizar en una comprensión nueva de todos los temas pendientes en la Iglesia y que se traduzca en hechos de congruencia y en reformas concretas. En este sentido nos parece urgente que los obispos católicos se pongan al día con la palabra y el espíritu de lo que está diciendo el papa Francisco porque es cada día más evidente que se está abriendo una brecha entre los planteamientos y estilos de vida del Papa y de quienes integran la jerarquía eclesial. Congruencia, justicia, misericordia, discernimiento, respeto, son valores necesarios en esta nueva etapa que se anuncia y que esperamos ver traducida en hechos innegables.
Solo así será posible que las personas que hoy en día se sienten vulneradas por las posiciones de la Iglesia se sientan acogidas, sientan que también en ellas se reconoce el rostro de Jesús, así como su dignidad y libertad para decidir sobre su vida siguiendo los dictados de su conciencia.
Como mujeres comprometidas con la justicia social y los derechos humanos de las mujeres, defendemos la Vida e insistimos en que es necesario colocar la vida de las mujeres en el centro, escuchar sus necesidades, anhelos y sufrimientos; por ello, reafirmamos que el reconocimiento de la dignidad de las mujeres, sólo es posible cuando se reconocen sus derechos, su autoridad moral y su autonomía para decidir en conciencia el camino que más conviene a su bienestar.


jueves, 25 de julio de 2013

Experimenta, experimenta!


-->¿De quien es tu cuerpo? – Mucha gente se siente con autoridad moral para decir qué debes o no debes hacer con él.

martes, 23 de julio de 2013

Jornada Mundial de la Juventud - CARTA AL PAPA FRANCISCO


23 de julio de 2013
Jornada Mundial de la Juventud
Carta al Papa Francisco
¡La juventud católica de Latinoamérica le habla!
Papa Francisco, saludamos su venida a nuestra América Latina en el marco de la Jornada Mundial de la Juventud; sin lugar a dudas desde su llegada al Papado, se han dado importantes reformas, cambios y renuncias que vislumbran transformaciones al interior del Vaticano. Como Jóvenes de la Red Latinoamericana de Católicas por el Derecho a Decidir aprovechamos esta oportunidad para expresarle algunas preocupaciones, propuestas de cambio y renuncias que consideramos necesarias para la construcción de una Iglesia verdaderamente incluyente, respetuosa y garante de la justicia social, el amor y el evangelio de Jesús.
Lo recibe una región que sufre la vulneración sistemática a los derechos humanos, expresada a través de las desigualdades, pobreza, desempleo, violencia, trata de mujeres, migración, discriminación, narcotráfico, inseguridad, entre otras problemáticas. Pese a la grave situación, América Latina vive tiempos de cambios, que son el resultado de las luchas de diversos movimientos que buscan las condiciones para garantizar una vida digna.
Vemos su presencia en esta región como una oportunidad de mirar hacia la juventud y realmente esperamos que nuestras exigencias y necesidades sean escuchadas, ya que no queremos seguir sintiendo lejana y ausente a la jerarquía católica, por el contrario, queremos que nos acompañe, nos guie, nos apoye, respete nuestras decisiones y sea cercana a nuestras realidades y contextos.
Las juventudes católicas queremos una Iglesia que:
·      Renuncie a mantener sus posturas condenatorias respecto a la sexualidad sin fines reproductivos, ya que éstas no están acordes a nuestras realidades, vulneran, niegan, cercenan y nos arrojan a un abismo de incertidumbres, silencios, preguntas sin respuestas, enfermedades e infinidad de riesgos.
·      Defienda la primacía de la conciencia y que reconozca nuestra capacidad y autonomía para tomar decisiones morales, plenas y seguras sobre nuestros cuerpos, nuestra sexualidad y nuestra reproducción.
·      Cambie su radical postura respecto al uso del condón, ya que nos genera daños irreparables, nos coloca en situaciones de vulnerabilidad a infecciones de transmisión sexual, incluyendo el VIH/sida, nos quita la posibilidad de seguir construyendo nuestro plan de vida y nos expone a embarazos no deseados que resultan muchas veces en abortos clandestinos e inseguros.
·      Respete a los y las jóvenes que deciden utilizar métodos anticonceptivos, como símbolo de una sexualidad segura y protegida.
·      Respete a las mujeres y los hombres jóvenes que han optado por vivir su sexualidad o por decidir interrumpir un embarazo.
·      Respete la autonomía y soberanía de los Estados a la hora de legislar y tomar decisiones que se vean derivadas en toda la ciudadanía.
·      No interfiera en las conferencias y espacios en los que se debaten los derechos de la población mundial.
·      Recupere la propuesta ética del cristianismo católico que tiene como principio la no-discriminación de todo ser humano, ya que las mujeres y los hombres somos iguales en esta comunidad.[i]
·      Retome las raíces cristianas, le apueste a la justicia social, al diálogo, a la dignidad humana, a la solidaridad y al respeto por la diversidad.

Papa Francisco, hoy le habla una juventud católica que es y se reconoce diversa, plural, multicultural, que ama a la Iglesia católica, pero que inconforme con muchas de las posturas de su jerarquía, se niega a seguir invisibilizada, negada y silenciada.
Queremos que la jerarquía católica nos incluya, nos escuche y nos permita seguir construyendo nuestra Iglesia. Y finalmente, lo invitamos a “pasar a la historia” por ser un Papa reflexivo, solidario, comprometido, cercano a las realidades de las y los jóvenes, incluyente y respetuoso de las diferencias, la diversidad y las libertades de todas y todos.
Jóvenes de la Red Latinoamericana de Católicas por el Derecho a Decidir
Argentina - Bolivia - Brasil – Chile – Colombia – El Salvador – México – Nicaragua – Paraguay – Perú – Ecuador – España



[i] 41, Gaudium et Spes Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual; 7.XII.65. Roma

Aborto 2 - Jóvenes de la Red Latinoamericana de Católicas por el Derecho...

Aborto - Jóvenes de la Red de Católicas por el Derecho a Decidir

Mensaje para el Papa Francisco...

miércoles, 17 de julio de 2013

Queremos una nueva Iglesia

Carta Abierta de Católicas al Papa Francisco

Queremos saludarlo Papa Francisco, como mujeres que, desde la perspectiva de la fe, tenemos la esperanza de que profundos cambios permitan a la Iglesia presentarse al mundo como esa luz de que habla la Encíclica Lumen Fidei, su primera carta a la comunidad católica.
Esperamos, en primer lugar, que la decisión por el nombre Francisco signifique un programa de renovación de las mismas estructuras de la Iglesia, así como de su doctrina, en la fidelidad a la figura de ese hombre de Asís que abaló al mundo con su radicalidad.
Mujeres católicas que somos, queremos vivir una fe que liberte y no condene, amenace o inspire miedo. Respetamos y admiramos los gestos del nuevo Papa de simplicidad y acogimiento de las personas. Por eso, esperábamos que trajera a la Iglesia otros ares, como lo hizo Juan XXIII. Que bendijera a todas las familias, sean hetero u homosexuales; que comprendiera que una experiencia positiva de maternidad o paternidad no resulta de la posibilidad biológica de generar, sino de la capacidad de amar, respetar y educar a un niño o niña.  Fue por eso que, con tristeza, leemos su primera carta dirigida al pueblo católico reafirmando la unión heterosexual como la única expresión del amor verdadero. ¿Cuándo se abrirá la Iglesia a la realidad de la diversidad de las formas de amor y expresión de la sexualidad humana? ¿Cuándo compren derá que existe un inmenso universo de posibilidades de realizarse como ser humano?
Queremos una nueva Iglesia. Una Iglesia en que las mujeres sean reconocidas por sí mismas en su derecho a la autonomía en la conducción de sus vidas. Que sean reconocidas como animadoras de comunidades, con pleno acceso al ejercicio del sacerdocio y a las instancias decisorias de la institución. Una iglesia que valore las comunidades religiosas femeninas que evangélicamente se insertaron en los sectores más pobres de nuestro país. Y que sean respetadas, admiradas por su audacia y generosidad. Queremos una Iglesia en que el celibato no sea una obligación y la dirección de las comunidades sea decisión de las y los fieles. 
Queremos una nueva moral relativa a la sexualidad e la reproducción humana que reconozca el valor moral de la decisión de mujeres católicas por la interrupción de un embarazo. Datos de investigaciones indican que son católicas, en su mayoría, las mujeres que abortan en nuestro país. Que ellas puedan hacerlo no a pesar de su fe, sino apoyadas en ella, con la certeza de que Dios la comprende, como se expresó una de ellas después de realizar un aborto. El mantenimiento de la ilegalidad ha llevado miles de mujeres a la muerte. Nuestras vidas han sido utilizadas políticamente como moneda de canje, para garantizar mayoría electoral. Es contra esa situación que la Iglesia debe luchar. Esa es la lucha a favor de la vida que la Iglesia debe abrazar.
Queremos, sí, una nueva iglesia que abandone las ambiciones de poder y riqueza y que se muestre audaz en el compromiso con su renovación interna y con la justicia social y la paz. Y que la bendición dada por el pueblo al Papa Francisco en la Plaza de San Pedro, el día de su elección como jefe espiritual de la Iglesia lo acompañe, lo ilumine y lo fortalezca en su misión.

Católicas por el Derecho a Decidir – Brasil
(55)(11) 3541-3476

martes, 2 de julio de 2013

Patsy McGarry - La doctrina de la Iglesia católica sobre el aborto data de 1869

Patsy McGarry publica en el Irish Times un artículo sobre génesis y desarrollo histórico de la doctrina católica sobre el aborto. No solo en Irlanda el aborto es tema de la actualidad política. Y no solo en Irlanda, la jerarquía de la Iglesia católica intenta imponer sus ideas - muy nuevas como se verá en este articulo – mediante leyes del Estado seglar a una feligresía que disiente cada día más con estas innovaciones doctrinarias que nos alejan del mensaje original del Evangelio y de la Tradición católica.

En una breve carta a este diario el 22 de junio pasado el Dr. James Sheehan escribe que "el Juramento hipocrático fue escrito en la era pre-cristiana, más de 400 años antes de que Cristo estuviera en la Tierra. Hipócrates afirmó: "Voy a tener el máximo respeto ante toda vida humana desde la fecundación hasta la muerte natural y rechazar el aborto que pone fin deliberadamente a una vida humana única."

Y continua: "Como médicos practicantes, al calificarnos todos suscribimos a las creencias contenidas en este juramento. La Iglesia Católica or más de 2.000 años ha defendido los principios hipocráticos. La felicito por ello. - Atentamente, etc, "

Firma como "Director de las Clínicas Blackrock y Galway". Dr Sheehan también es el un patrón del  think tank católic conservador Iona Institute.
Cualquiera que haya sido el caso con Hipócrates, el Dr. Sheehan está equivocado cuando afirma que “la Iglesia Católica ha defendido los Principios de Hipócrates por más de 2000 años".

De hecho, comete una equivocación respecto a 1856 años.

La posición actual de la Iglesia Católica sobre el aborto apenas tiene 144 años. 

En el documento Apostolicae Sedis de 1869, el Papa Pío IX declaró la excomunión como pena para el aborto en cualquier etapa del embarazo. Hasta ese momento la doctrina católica enseñaba que no había homicidio si el aborto se llevaba a cabo antes de que el feto fuera infundido con un alma, cosa que se denominaba "animación".

Conciencia separada

Se creía que esto ocurría, cuando la madre detectaba por primera vez el movimiento del niño en su vientre. Indicaba la existencia de una conciencia separada.

En 1591, el Papa Gregorio XIV determina que esto se da a los 166 días de gestación, casi 24 semanas. Ese es el actual límite legal para el aborto en el Reino Unido. Esa era la doctrina de la Iglesia Católica hasta 1869.

Entre quienes tenían una visión diferente sobre el aborto a la que defiende actualmente la Iglesia Católica se encuentran algunos de sus más eminentes pensadores.

Entre estos están al menos tres de los 33 "súper santos" de la Iglesia Católica  - Jerónimo, Agustín y Tomás de Aquino - todos ellos "Doctores de la Iglesia". De seguir uno la lógica de algunos de la iglesia de hoy, estos santos deberían ser excomulgados.

Algunos apologistas han dicho que esos santos carecían del beneficio de conocer los descubrimientos científicos como el del óvulo en 1827 y el del proceso de fertilización humana que se dio en la década de 1830. De haber tenido tales conocimientos esos santos habrían sabido que la vida humana comienza con la concepción. Esto es equivocarse de tema.

Esos santos nunca dudaron de que lo que está en juego desde el momento de la concepción es vida humana. Lo que les preocupaba era saber cuándo esa vida se convierte en una persona. Ellos no aceptaban que una colección de elementos bioquímicos con potencial era una persona. Ellos buscaban la evidencia de una conciencia emergente. En aquellos tiempos pre-científicos se estableció que la percepción por la gestante del movimiento del feto en su vientre era el gran indicador para ello – es decir cuando el niño comenzaba a patear en el vientre.

Si se encontrasen hoy entre nosotros quizá ellos también se preguntarían si quienes afirman que una persona existe desde el momento de la concepción realmente lo creen. Seguramente, si así fuera, esos 55 por ciento de "personas" que terminan en un aborto espontáneo muy poco tiempo después de la concepción, deberían ser bautizadas y recibir los ritos funerarios.

No es así.

Los apologistas también argumentan que su creencia se basa en el "potencial / proceso" de dichos óvulos fertilizados. Mirando hacia el futuro, teniendo en cuenta el argumento del "proceso", si se le otorga la condición de persona a una colección de elementos bioquímicos, no debería hacerse también respecto a los miembros y órganos extraídos a través de una cirugía, etc? ¿Por qué no hay ritos funerarios para estos tampoco?

Mirando hacia atrás en cuanto al argumento de "potencial / proceso", seguramente también debería significar que cada espermatozoide y cada óvulo deberían ser conservados por su potencial de persona dándose las circunstancias adecuadas? Esto no sucede. ¿Qué pasa con toda esa posible "gente" a quien se le niega la existencia?

La verdad es que la posición actual de la Iglesia Católica sobre el aborto parece deberse más a la teología que a la ciencia. En 1854 el mismo Papa Pío IX declaró la Inmaculada Concepción dogma de la Iglesia. Nos enseña que María, madre de Jesús, fue concebida sin pecado original, resolviendo así un antiguo enigma - ¿cómo podría el Hijo de Dios nacer de una mujer con pecado original en su alma? Se decidió pues que ella nació sin pecado original.

Y cuando en 1854 Pío IX proclamó la Inmaculada Concepción dogma de la iglesia, dijo que María había sido liberada del pecado "en el primer instante de su concepción".


Quince años más tarde, en 1869, él fue sencillamente coherente con la doctrina, al anunciar la pena de excomunión por aborto en cualquier etapa del embarazo.