domingo, 15 de agosto de 2010
Como médico y católica, también celebro la aprobación de la nueva ley
¿Por qué? ¿No deberíamos estar los médicos ( y más los católicos) a favor de la vida? ¿Cómo puedo celebrar una ley que permite "el asesinato" de miles a millones de "niños"?
Bien, me parece importante puntualizar algunas verdades legales y otras científicas.
Verdad científica: El embrión no es un feto, y el feto no es un niño. ¿Cuáles son las diferencias entre ellos? El embrión, como su nombre indica, tiene todos los órganos en estado "embrionario", es decir, no operativos, su sistema nervioso es rudimentario, no distingue el dolor, es incapaz de vivir fuera de su madre, la única característica "humana" que posee es su carga genética.
El feto, aunque tampoco puede vivir fuera de la madre (excepto a partir del último trimestre), ya tiene órganos formados, su sistema nervioso es capaz de distinguir el dolor y el placer, ya puede oír, comienza a deglutir, su cuerpo empieza a prepararse para la vida fuera del útero.
Aunque el paso de embrión a feto es procesual, es decir, no se puede decir que haya un momento determinado en que el embrión deje de serlo y se convierta en feto, podemos decir que sobre las 24 semanas de gestación ya tenemos un feto que "siente y padece", y que tiene unas características que permiten aproximarlo a un ser humano (aunque legalmente siga sin serlo).
El paso de feto a niño sí es claro: Se produce en el parto, y con la primera respiración fuera del útero materno, la primera "respiración aerobia". En ese momento el niño, ya sujeto humano también legalmente, comienza a necesitar, efectivamente, la protección de las leyes, pero sobre todo, la protección de sus padres.
Verdad legal: Un aborto NUNCA es un asesinato desde el punto de vista legal, pues legalmente ni el embrión ni el feto son considerados seres humanos, ni sujetos de derecho, hasta que pueden vivir independientemente de la madre.
Verdad científica: La educación sexual y reproductiva retrasa el comienzo de las relaciones sexuales, reduce las conductas sexuales de riesgo, el número de embarazos no deseados y el número de embarazos en adolescentes(y con ello, el número de abortos), y proporciona una vida sexual más placentera.
La nueva ley, además de legalizar el aborto, proporciona una base para la implementación de una educación afectivo-sexual en todas las edades. Yo creo que es lo más innovador y lo más "moderno" de la ley (de hecho, en Inglaterra, donde hace años que el aborto estaba legalizado, se están planteando precisamente introducir esta educación sexual para disminuir el embarazo adolescente)
Como médico, no creo en las "verdades sociales" ni en las "verdades culturales", que son cambiantes al igual que lo es la sociedad (hace menos de 30 años el homosexual era un criminal al que se metía en la carcel si le le pillaba "realizando actos obscenos", en Utah, EEUU, el sexo oral es un crimen punible con la cárcel... y podría seguir...). La verdad científica es que un embrión NO es un niño, que un aborto en el primer trimestre se produce de manera natural hasta en un 40% o más de las gestaciones, que el prohibir el aborto no ha evitado su práctica, sino que ha provocado la muerte de millones de mujeres por complicaciones derivadas de una mala práctica del mismo, y ha condenado a millones de niños a una existencia pobre, cuando no infrahumana, de abusos y de criminalidad. Es también una verdad científica (al menos económica), que el aumento en el número de abortos en EEUU llevó aparejado, 20 años después del caso Roe vs Wade (el que legalizó el aborto en EEUU), un descenso claramente significativo de la criminalidad. Los autores del estudio que desarrolla este hecho, tienen la hipótesis de que los embriones abortados hoy son los futuros niños no deseados, maltratados, abandonados, del mañana, es decir, los que más posibilidades tienen de convertirse en criminales.
No estoy ni a favor ni en contra de esta hipótesis, como todas las hipótesis necesita confirmarse, y habrá que ver si dentro de 20 años en España se da una situación similar a la vivida en EEUU. Lo que sí tengo claro como médico es que tengo que abogar por la vida.
Por la vida de la mujer embarazada que no desea tener un hijo. Por la vida de la mujer, un ser humano formado, respirando, con sentimientos y dolores únicos e irrepetibles, que tiene que tomar una dolorosa decisión. Y como médico, mi deber será apoyarla y ayudarla decida lo que decida.... Porque yo apuesto por seguir a una gran persona que nos prometió VIDA, y vida en abundancia.
Teresa Escudero Ozores, secretaria de Católicas por el Derecho a Decidir. Médico de familia.
martes, 10 de agosto de 2010
En defensa del derecho de autodeterminación de la madre
Agosto 8, 2010
La religiosa benedictina Teresa Forcades, española, catalana, mantiene una posición contraria a la de El Vaticano, cuando expresa que la decisión de abortar es indisociable de la autodeterminación de la madre. Ella es una mujer animada por una vivencia espiritual fuerte, por un espíritu humanitario y democrático, que intenta difundir tanto en la sociedad, en especial en el campo de la salud, como dentro de la Iglesia, apoyando una postura feminista cristiana.
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Teresa Forcades *
El 16 de mayo 2009, el programa Singulares de TV3 (España) emitió una entrevista sobre temas diversos, en el transcurso de la cual el periodista me pidió la opinión como médica y como teóloga sobre la píldora del día siguiente y sobre el aborto.
A raíz de las respuestas que di a estas dos preguntas, algunas personas me han criticado públicamente poniendo en cuestión mi fidelidad a la iglesia y a su legítimo magisterio. Personas de buena voluntad que se toman en serio tanto el tema de la libertad de expresión y de pensamiento en la iglesia, como el tema del aborto, me han hecho llegar su perplejidad ante estas críticas.
Incluso mi abadesa recibió una carta del cardenal Rodé, prefecto de la Congregación para los Religiosos, que pide que manifieste públicamente mi adhesión a los principios doctrinales de la iglesia, lo que me dispongo a continuación a hacer, al tiempo que aclaro, con más precisión de lo que permite una entrevista televisiva, cuál es mi postura con respecto a este tema.
La duda razonable es válida
La iglesia católica, a diferencia de otras iglesias cristianas, tiene una función magisterial la cabeza de la cual es el papa, encargada de velar por la autenticidad de las interpretaciones y las aplicaciones del mensaje evangélico. Esta función magisterial, debe ser respetada por todos los bautizados católicos y de manera especial por todos los teólogos católicos, pero este respeto no excluye la manifestación pública de hipótesis razonables que puedan hacer avanzar el magisterio eclesial según la voluntad de Dios.
A lo largo de la historia del Magisterio católico, la importancia de la teología desde abajo se ha manifestado en varias ocasiones, en especial en cuanto a los dogmas marianos.
Ningún católico-sea o no teólogo-debe tener miedo de expresar públicamente dudas razonables en relación a un asunto doctrinal, con la paz y la libertad propia de los hijos de Dios, como quien se siente y se sabe en familia, sin temer ser denunciado o descalificado.
Manifestar la propia duda en forma prudente y razonable es una muestra de fidelidad y de confianza. Es también una muestra de humildad y es tomar en serio la propia pertenencia eclesial y la co-responsabilidad que ésta conlleva. Expondré a continuación cuál es mi duda en cuanto al tema de la píldora del día siguiente y del aborto.
Mi duda no tiene nada que ver con el principio de defensa de la vida como don de Dios. Con este principio estoy plenamente de acuerdo: la santidad de la vida como don de Dios debe ser respetada desde la concepción hasta la muerte natural (Benedicto XVI). Mi duda es si puede ser lícito, según la ética católica, violar el derecho de autodeterminación de la madre para salvar la vida del hijo.
La madre y el derecho a decidir
El derecho a la autodeterminación es un derecho fundamental que protege la dignidad de la persona humana y prohibe, bajo cualquier circunstancia y en forma absoluta, que esa persona pueda ser utilizada como objeto, como un medio para conseguir un bien, aunque este bien sea salvar la vida de otra persona e, incluso, de la humanidad entera.
El derecho a la autodeterminación es tan sustancial y tan absoluto como el derecho a la Vida, de hecho, el derecho a la autodeterminación es el derecho a la vida espiritual: es lo que hace que la vida de las personas sea reconocida como algo más que vida biológica.
Nadie, ni el Estado ni la Iglesia, tiene el derecho de violarlo en ninguna circunstancia. Tampoco tiene nadie, ni el Estado ni la Iglesia, ni la madre, en ninguna circunstancia, violar el derecho a la vida biológica del feto.
Un conflicto y sus precisiones fundamentales
El derecho al aborto no existe. Lo que existe es un conflicto de dos derechos fundamentales: el derecho de autodeterminación de la madre por un lado, y el derecho a la vida del feto por otro.
Tres precisiones respecto a lo que acabo de decir:
1. En relación al derecho de autodeterminación:
Según la antropología teológica cristiana, el derecho de autodeterminación no implica que las personas nos encontramos en una situación neutra entre el Bien y el mal, tampoco implica que el Bien se pueda identificar con lo que se decide sin coacción externa; para el cristiano, el Bien se identifica, en última instancia, con Dios y con su voluntad de amor sobre cada persona; el derecho de autodeterminación no es nada más-ni nada menos-que la posibilidad de decir Sí a Dios sin que éste Sí sea vacío de contenido, la libertad humana no se puede identificar con el derecho de autodeterminación porque sólo somos libres en la medida que decimos Sí a Dios y a su proyecto de amor.
Los puntos 8 y 9 de la Declaración sobre el aborto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (1974) afirman el derecho a la autodeterminación así concebido y enfatizan, en particular, que la persona humana no se puede tratar nunca como un medio para conseguir un bien, por más elevado que este sea.
2. En relación a la validez del planteamiento del tema del aborto como un conflicto de derechos, este es el planteamiento que hace el moralista especializado en bioética Johannes Reiter, miembro de la Comisión Teológica Internacional, nombrado por Juan Pablo II en el año 2004, y confirmado en el cargo por Benedicto XVI en el año 2009 (cf. Reiter J, Keller R, ed.: Herausforderung Schwangerschaftsabbruch. Friburgo 1992, pp. 74-75) después de plantear el tema del aborto como un conflicto de derechos, el profesor Reiter concluye que el derecho a la vida tiene siempre preeminencia sobre el derecho a la autodeterminación.
3. ¿En qué sentido se puede considerar problemática la preeminencia del derecho a la vida sobre el derecho a la autodeterminación? Esta preeminencia no puede considerarse problemática en el sentido de cuál es la voluntad de Dios (Dios quiere que usemos nuestra libertad en bien de la Vida) sino sólo en el sentido de si es una preeminencia que pueda ser impuesta desde afuera.
Para ilustrar el conflicto entre el derecho a la Vida y el derecho a la autodeterminación podemos tomar como ejemplo el caso del trasplante de riñón:
Hay cientos de miles de personas en el mundo (más de 75.000 sólo en los EEUU, de las cuales más de 3.000 mueren cada año) cuya vida podría ser salvada por medio de un transplante renal.
¿Por qué no aprobar una Ley que obligue a las personas que tengan riñones compatibles a cederlo a estos enfermos para salvarles la vida? El Estado podría aprobar una tal Ley. La iglesia católica podría excomulgar a los donantes potenciales que rechazaran someterse a extirpación, así como a todas las personas que les apoyaran en aras de un supuesto derecho de autodeterminación o de posesión del propio cuerpo que atentaría directamente contra el derecho a la vida de un enfermo inocente.
Hay que tener en cuenta que, hoy en día, la extirpación del riñón del donante se puede hacer por laparoscopia con lo que la cicatriz que deja es mucho menor que la cicatriz de una episiotomía, y hay que tener en cuenta también, que está demostrado que vivir con un solo riñón no acorta la esperanza de vida del donante. Si Dios les ha dado un riñón compatible que ellos no necesitan y que puede salvar directamente una vida inocente ¿en qué principio se puede basar la ética católica para considerar lícito su rechazo a salvar una vida? Si existe un principio ético que legitime este rechazo ¿por qué no es aplicable este principio en el caso de la mujer embarazada, especialmente si la vida de la madre corre peligro o si el embarazo ha sido fruto de una violación?
Mi conciencia me hace plantear esta duda con confianza y con toda honestidad. Mi fe me hace dejar constancia de mi obediencia al Magisterio actual.
*Publicado en catalán bajo el título Un aclariment sobre l’avortament. Revista Foc Nou. Nº424. Octubre 2009. Barcelona España.
jueves, 5 de agosto de 2010
El pluralismo teológico en la Iglesia católica: Las mujeres como agentes morales
Gracias por haber sido invitada a participar en esta mesa redonda organizada en el marco de los cursos de verano de este año.
Estoy particularmente contenta de que se nos invite a participar a las Católicas como ejemplo controvertido del pluralismo dentro de nuestra Iglesia. Pues como es bien sabido, las Católicas por el Derecho a Decidir defendemos posiciones de la doctrina católica, que a pesar de ser tradición católica genuina y legitima, bien a menudo se desconocen o se consideran escandalosas por algunos sectores del ultra-conservadurismo dentro de nuestra Iglesia y se nos “excluye” de la Iglesia, alegando que no somos católicas.
Pues sí que lo somos. Las Católicas por el Derecho a Decidir de España somos un movimiento autónomo de personas católicas, comprometidas con la búsqueda de justicia social y el cambio de patrones culturales y religiosos vigentes en nuestra sociedad. Promovemos los derechos de las mujeres, especialmente los que hacen referencia a la sexualidad y a la reproducción humanas. Luchamos por la equidad en las relaciones de género y por la ciudadanía de las mujeres tanto en la sociedad como en el interior de las iglesias.
Ser católica implica primero que todo haber recibido el bautismo. Una vez que una persona ha recibido el bautismo es católica y no hay poder en el mundo que pueda quitarle esta derecho a ser miembro del Cuerpo de Cristo. Se puede, bajo circunstancias muy estrictas, codificadas detalladamente por el derecho canónico, se puede quizá excomulgar a alguna católica por el derecho a decidir, así como a cualquier otro miembro de esta comunidad de fe, pero la excomunión no significa que la persona deje de ser católica.
Para ser católica se necesita en seguida creer en lo que constituye nuestra fe y que es lo que dice el Credo. Ahora bien, lo que dice el Credo está sujeto a la interpretación de la teología. Y aquí es donde los espíritus se dividen y nace el pluralismo.
Pues a lo largo de a historia la teología ha ido desarrollando la recepción de la revelación divina teniendo en cuenta los signos de los tiempos, tales y como van surgiendo. Pues la revelación no es algo que ya terminó, sino que sigue ocurriendo, Dios nos sigue hablando hoy a través de las Sagradas Escrituras y de muchas otras cosas, como los signos de los tiempos.
Y así resulta que una de las tres características de nuestros tiempos, como lo dijo el Papa Juan XXIII en su encíclica Pacem in Terris de 1963 es el nuevo rol social de la mujer, que requiere una revisión de las concepciones que se tenían de ella. Dice el Papa:
"La mujer ha adquirido una conciencia cada día más clara de su propia dignidad humana. Por ello no tolera que se la trate como una cosa inanimada o un mero instrumento; exige, por el contrario, que, tanto en el ámbito de la vida doméstica como en el de la vida pública, se le reconozcan los derechos y obligaciones propios de la persona humana".
Ahora bien, Católicas por el Derecho a Decidir se funda e inspira en la teología feminista y la promueve. Pues la teología feminista busca comprender qué es lo que la revelación nos está diciendo hoy acerca de la mujer como hija de Dios. Intenta deconstruir una recepción que se fue tejiendo de esta revelación a lo largo de los siglos debido a que la sociedad estuvo ordenada según patrones patriarcales.
Se trata de una búsqueda, de ir levantando el velo cultural que recubría hasta la fecha el mensaje liberador y redentor de nuestras Sagradas Escrituras para demostrar que es necesario releerlas con ojos de mujer y descifrar lo que esta revelación nos está diciendo hoy.
Encontramos muchas cosas, entre las cuales los siguientes puntos nos parecen fundamentales para nuestro trabajo.
Encontramos que las mujeres son al igual que los varones hijas de Dios. (Gal 3,28)1. Como ellos fueron dotadas de una conciencia que les permite ser agentes morales 2. Que les permite decidir en cuestiones morales obedeciendo esa conciencia, aun cuando la decisión que tomen sea contraria a la posición de la máxima autoridad eclesial. Debemos respetar al Magisterio de la Iglesia y tener en cuenta sus enseñanzas, pero la autoridad determinante para decidir es la conciencia individual 3.
Encontramos además que hay otros principios doctrinales importantes para las mujeres como lo son el principio de recepción o el sensus fidelium que indica que el Espíritu Santo habita también el laicado y le infunde su gracia permitiéndole ser participe en la revelación y en la formación de la doctrina. Para que una enseñanza proclamada por la jerarquía sea realmente “católica” tiene que ser recibida por la feligresía. Ahora, si miramos la posición de la Iglesia frente al aborto, constatamos que fue evolucionando a través de la historia. Y basta con consultar las encuestas que se realizaron el año pasado aquí en España cuando se reformo la Ley de la Interrupción Voluntaria del Embarazo para constatar que 64 % de quienes van regularmente a misa estaba de acuerdo con la reforma.
El aborto siempre ha sido considerado un pecado grave pero no siempre por los mismos motivos. Hasta el siglo XVII prevaleció la teoría de que el aborto era un pecado contra el sexto mandamiento “no fornicar” pues como la única razón para tener sexo era la voluntad de procrear, al abortar el acto sexual que había resultado en un embarazo se convertía en ilícito. Hoy se ha opacado mucho este motivo, para dar paso a la concepción ontológica que dice que el aborto es un pecado contra el 5º. mandamiento. Aunque no haya desaparecido totalmente la concepción llamada de la “perversidad del acto sexual”. Esta concepción es la que se refleja en el hecho de que la jerarquía insista en que un acto sexual “no abierto a la vida” es pecado. Es decir al prohibir que las parejas se esfuercen por evitar que un acto sexual sea fecundo. Para la jerarquía abortar es pecado contra el quinto mandamiento y evitar el embarazo no deseado precisamente por no querer pecar contra el quinto mandamiento, resulta ser un pecado contra el sexto mandamiento, a menos de optar por la abstinencia sexual.
No hay dentro de la Iglesia unanimidad frente a la problemática sumamente compleja del aborto. La misma Congregación para la Doctrina y la Fe declaró en 1974 que no podía saber cuál era el momento en que el embrión se convertía en persona, por lo cual no quedaba definido a partir de qué momento destruir la vida del nasciturus podía ser equiparado a la destrucción de la vida de una persona nacida, acto que la Iglesia considera muy grave pero justificable bajo determinadas condiciones, por ejemplo en el caso de la guerra.
Por todas estas razones no hay unanimidad teológica dentro de la Iglesia frente al fenómeno del aborto. Y surge aquí el concepto del probabilismo. El probabilismo nos enseña que mientras no haya unanimidad y existan opiniones serias de teólogos que contradigan la posición mayoritaria, no tenemos la obligación de someternos a esta.
Pienso que para este curso de verano sobre el pluralismo dentro de la Iglesia, este concepto de probabilismo tiene una importancia particular, pues por un lado atesta la existencia de posiciones teológicas divergentes y quizá hasta opuestas dentro de la Iglesia y al mismo tiempo legitima esta diversidad y el pluralismo resultante.
Y para terminar quisiera recordar que siempre ha existido el pluralismo dentro de la Iglesia. La primera manifestación fue probablemente la discusión que se desató entre San Pablo y San Pedro cuando el primero le fue a echarle en cara a San Pedro su ortodoxia judía abogando por que la Iglesia no fuera uniforme sino unida y además también universal.
Somos herederas y herederos de esta tradición. Y como tales tenemos la responsabilidad de conservar esta tradición para transmitirla a generaciones futuras. Pero eso no quiere decir que debamos momificar lo que recibimos, que es una tradición viva, sino que tenemos que mantenerla viva, habitándola, para que llegue viva a quienes nos seguirán. Y así como cuando nos han legado nuestros ancestros una casa que queremos conservar para dejársela en legado a nuestros hijos, no la mantendremos intacta y momificada entre una bola de cristal sino que conservando lo esencial y característico de sus estructuras, la remodelaremos respetuosamente para modernizarla y volverla apta para la vida de hoy, poniéndole agua corriente, luz eléctrica, Internet etc… Así viviremos en ella con agrado y comodidad según las necesidades de nuestra época histórica, disfrutando esa patina inimitable que tienen las cosas que han sido impregnadas por el paso del tiempo y la vida que llevaron en ella generaciones pasadas.
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1 En efecto, todos los bautizados en Cristo os habéis revestido de Cristo: ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.
2 Catecismo de la Iglesia catolica, Nr. 1795 “La conciencia es el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que está solo con Dios, cuya voz resuena en lo más íntimo de ella” Concilio Vaticano Gaudium et Spes GS 16).
3 CIC Nr. 1800 El ser humano debe obedecer siempre el juicio cierto de su conciencia.
Aborto: la rebelión de las católicas
martes, 6 de julio de 2010
Católicas celebran triunfo para la libertad de conciencia
Con esta Ley, el Estado garantiza el ejercicio de nuestra plena libertad religiosa ya que como católicas podremos serle fieles a nuestra tradición y regirnos por los mandatos de nuestra conciencia cuando tengamos que tomar decisiones respecto a un embarazo no deseado: Si la conciencia nos dicta que debemos llevarlo a término y traer al mundo a la criatura que está desarrollándose en nuestro seno, tendremos la plena libertad de seguir este mandato de nuestra conciencia, que según la tradición católica es la entidad moral suprema.
Si por el contrario, el llevar a término el embarazo en determinadas circunstancias representa una dificultad tán grande para una mujer que su conciencia le dice que en estas circunstancias especificas la opción más moral consiste en interrumpir el embarazo para proteger el otro bien que se encuentra en peligro, ella puede obedecer el dictamen de su conciencia, sin verse expuesta a violar leyes injustas que pongan en peligro su vida y su salud.
Celebramos la entrada en vigor de esta Ley que además prevé que el Estado ponga en práctica todo lo que conlleve a evitar embarazos no deseados mediante el acceso a una buena educación sexual y a todos los medios anticonceptivos.
Esperamos que esta Ley sirva como ejemplo a muchos otros Estados en el mundo, en donde el Estado se niega aún a garantizar la libertad religiosa de las mujeres católicas obstaculizando el pleno ejercicio de su libertad de conciencia.
martes, 15 de junio de 2010
Teresa Forcades: Feminismo y liberación
jueves, 10 de junio de 2010
La oposición católica a la agenda de El Cairo
La Santa Sede, una entidad institucional con características únicas, lideró esta oposición. La Santa Sede es el supremo ente que gobierna a la comunidad católica constituída por el 17,4% de la población actual del planeta. Por otro lado la Santa Sede es el gobierno de la Ciudad del Vaticano, el territorio más pequeño del mundo – que con sus aproximadamente mil habitantes – casi exclusivamente varones - es considerado un Estado, principalmente por haber establecido relaciones diplomáticas plenas con 178 otros Estados.
En Naciones Unidas fue como gobierno de la Ciudad del Vaticano que la Santa Sede obtuvo el estatus de observador permanente. Pero en realidad actúa como el gobierno de la comunidad católica, pretendiendo hablar a nombre de más de un billón de personas.
En consecuencia la población católica tiene una representación doble en Naciones Unidas: las católicas y los católicos son representados por el Estado del cual son ciudadanas y ciudadanos, por ejemplo México o Estados Unidos o Filipinas, pero al mismo tiempo la Santa Sede también los representa o pretende tener el derecho a hacerlo. Nos encontramos pues frente a un viejo fenómeno a raiz del cual se han originado muchos conflictos en la historia de Europa: la cuestión de la separación de la Iglesia y del Estado, la cuestión de la secularización, de la laicidad. Se trata de esa pregunta tan vieja y recurrente de saber quién ejerce la autoridad política sobre los y las ciudadanas católicas de cierto país: el gobierno o la Santa Sede y sus representantes locales, la jerarquía católica, los obispos. ¿Quién puede hablar a nombre de ellas y de ellos, puede tomar decisiones, legislar?
No todos los países representados en Naciones Unidas son democracias en el sentido de que su Estado esté construido sobre el principio de la clara separación de los poderes: el legislativo, el ejecutivo y el judicial; en el sentido en que los principios de libertad, igualdad y solidaridad sean si no una realidad, al menos un ideal; sobra decir que la Santa Sede definitivamente no lo es. Es la última monarquía absolutista en Europa, un relicto político de los siglos XVII y XVIII. Pero cabe subrayar que no hay ningún otro Estado fuera de la Santa Sede que pretenda hablar a nombre de la población de otro o de otros Estados-Nación, y en realidad a nombre de la humanidad entera.
II.
El progreso médico creciente de los últimos cien años permitió cambiar la vida de las mujeres. La alta mortalidad materna, una fatalidad histórica, puede hoy en día prevenirse. Las mujeres obtuvieron los medios para ejercer el control efectivo de su fertilidad. Esto provocó cambios profundos en las relaciones de género, modificando las fundaciones sobre las cuales descansaba la organización patriarcal de la sociedad y desembocando en una profunda y generalizada crisis sistémica del patriarcado.
Como era de esperar, las grandes instituciones patriarcales y quienes detentaban el poder y se beneficiaban de sus privilegios se resistieron a estos cambios. La Iglesia católica como una de las expresiones más elaboradas del patriarcado y probablemente la justificación simbólica del patriarcado políticamente más institucionalizada vivió esta profunda crisis sistémica como una amenaza mortal y optó por reaccionar a ella de manera fundamentalista. Responder así fue una opción posible, que habría podido ser muy diferente. Pero en vez de abrirse al cambio y aceptar que el patriarcado no es la única forma posible de organizar la sociedad, en vez de optar por preservar las tradiciones, los principios y valores preciosos y que afirman la vida propios al catolicismo forjando formas sociales nuevas y más justas, más adecuadas al espíritu de nuestra religión, la cúpula de la Iglesia católica optó por preservar un aparato institucional completamente anticuado con un conjunto de reglas y normas crecientemente disfuncionales aun al precio de sacrificar el espíritu de esa religión.
III.
¿Por qué eligieron esa opción?
La religión es una de muchas expresiones de la cultura. Probablemente haya sido la más potente a través de la historia. Cuando una sociedad y una cultura atraviesan una crisis, la religión – y en particular su forma institucional – también se ve afectada.
Al ser elegido Papa Juan Pablo II, en 1978, una pequeña pero muy poderosa secta dentro del catolicismo muy rápidamente se hizo a todas las palancas de mando en la institución. Se trataba de una secta centrada en el poder y la influencia, no solo dentro de la Iglesia sino también en la sociedad. En el fondo el aparato eclesial no ha sido para ellos sino uno entre varios medios para obtener poder político y económico. Como muchas y muchos ya habrán comprendido, estoy refiriéndome al Opus Dei.
El Opus Dei es un fenómeno moderno que surgió en España y encontró seguidores esencialmente en el mundo hispano y en Italia. Se espera de sus miembros que estén volcados hacia el mundo y se esfuercen por ocupar puestos de influencia tanto en la política como en la economía. Son catalizadores de la modernización de la economía de un país, buscando al mismo tiempo mantener patrones sociales conservadores y si posible autoritarios. En otras palabras son la perfecta contraparte, dentro del catolicismo, para el fundamentalismo neoliberal y “neo-con” tan típico en sociedades más protestantes como Estados Unidos. Y el Opus Dei promovió mucho una agenda diplomática en el Vaticano. Desde que Juan Pablo II llegó a ser Papa, la Santa Sede duplicó o quizá triplicó el número de países con los que estableció relaciones diplomáticas, convirtiéndose en un actor internacional importante en escenarios como Naciones Unidas, donde la diplomacia determina las reglas de juego, sin tener en cuenta el poder militar, industrial, económico y financiero que cada actor realmente detenta.
Pero hay que tener en mente que el fundamentalismo religioso con toda su misoginia no es el único tipo de fundamentalismo existente, aunque quizá sea el más espectacular, ya que opera a nivel simbólico. Debemos tener en mente que hay otras formas de fundamentalismos que son tan peligrosos como el religioso. Quisiera enfatizar en un tipo de fundamentalismo que en este momento experimentamos como particularmente virulento: se trata del fundamentalismo económico. Lo que estamos vivenciando como una profunda crisis económica no es sino la expresión de un fundamentalismo despiadado que le impone a las poblaciones más vulnerables cargas sin precedentes. ¿De qué le sirve a las mujeres disponer de la legislación más perfecta en materia de salud sexual y reproductiva si los servicios son inaccesibles e impagables? - ¿Si la salud no es un derecho y una realidad sino solo un sueño y un bien de lujo? Resulta cínico hablar de libertad cuando solo quienes tienen dinero pueden pagarlo, y hablar del derecho a decidir si las mujeres no tienen los medios para pagar por ambas opciones.
IV.
Quisiera terminar estas reflexiones hablando sobre cómo organizar la resistencia al fundamentalismo.
Como el fundamentalismo es una expresión de la profunda crisis del patriarcado, una de las principales formas de resistencia a este fenómeno es el feminismo. Y las feministas religiosas desempeñan un papel predominante en la organización de la resistencia al fundamentalismo religioso. Organizaciones como Católicas por el Derecho a Decidir, es decir organizaciones basadas en el feminismo religioso analizan y desmitifican el fundamentalismo religioso. Informan y educan sobre este y forjan y promueven una moral sexual basada en la justicia, comprometida con el bienestar de las mujeres y que afirma la capacidad moral de mujeres y varones para tomar decisiones sensatas sobre sus vidas.
Trabajamos con muchas otras organizaciones, inspiradas y basadas en la religión o no, para promover los derechos de las mujeres. Y lo hacemos con gran ilusión y esperanza. El hecho de que existamos, de que podamos reflexionar sobre estos temas y que estos temas formen parte del orden del día son síntomas de que las cosas están cambiado y que ya han cambiado. Sigamos adelante en esta dirección afianzando alianzas.
jueves, 3 de junio de 2010
Otra mirada católica del aborto
Para conocer la campaña pinchar el título de esta entrada...
viernes, 23 de abril de 2010
Un reclamo a la conciencia del Papa Benedicto XVI
viernes, 16 de abril de 2010
Benedicto XVI – ¿el pontífice que acabó con la Iglesia católica – como institución museal?
Quizá, mediante el rosario de errores que cometió por acción u omisión en los cinco años desde que fue elegido Sumo Pontífice de la Santa Sede este austero intelectual, su pontificado, precedido por décadas en que ejercía como el cardenal más influyente de la Curia romana, haya permitido abrir la puerta hacia un futuro más acorde con los signos de los tiempos en el Tercer Milenio.
Como mujeres y católicas celebraríamos que por fin despuntara la Nueva Era dentro de la Iglesia Católica Romana que tantas católicas y tantos católicos y con nosotras y nosotros muchas otras personas de buena fe no católicas anhelan desde hace tanto tiempo:
Una era en la que la Iglesia sea la principal promotora de la igualdad entre varones y mujeres dando el ejemplo dentro de sus propias estructuras.
Una era en la que la Iglesia deje de ser Madrastra y Castigadora castrante para convertirse por fin en Madre y Maestra, ante todo en las cuestiones relativas a la sexualidad y a la reproducción humanas: que por fin enseñe que la sexualidad es uno de los más preciosos dones de Dios para celebrar la vida. Que cada persona debe agradecer este don y aprender a gozarlo de manera placentera y responsable en relaciones justas y respetuosas de si misma y de la pareja, teniendo en cuenta que debe evitarse hasta lo posible involucrar de manera irresponsable a un tercero o a una tercera que nunca fue consultada o consultado, salvo si se quiere invitarla o invitarlo a venir a este mundo para tener la vida en plenitud. Por su puesto le permitiría a sus propios funcionarios optar por una vida célibe o no, dentro de relaciones hetero- u homosexuales.
Una era en que la Iglesia deje la pompa de toda esa simbólica del poder basado en la desigualdad, la sumisión y la exclusión, con la que pretende sacralizar ciertas funciones de autoridad asumidas por algunos pocos varones bautizados. Una era en que por fin recuerde que la Iglesia es el Cuerpo de Cristo, el Pueblo de Dios, es una comunidad de iguales, varones y mujeres, que comparten un mismo bautizo liberador y están invitadas e invitados sin ninguna condición previa a celebrar en conjunto la memoria de quien venció la violencia, la exclusión y todo aquello que obstaculiza vivir una vida en plenitud.
Una era en que la Iglesia se convierta en aquel espacio en el que se congreguen y organicen los pobres y oprimidos de este mundo para diseñar y convertir en realidad alternativas empoderantes que permitan ponerle fin a tanta injusticia social. Donde la Iglesia prefigure este nuevo mundo en el que hay abundancia y no se excluye ni marginaliza a nadie.
Una era en que la Iglesia ayude a construir el Estado laico, afirmando y respetando la democracia, el pluralismo, los derechos humanos, y en particular la libertad de conciencia, de religión y de expresión. Una era en que comprenda que su papel no es imponer a la fuerza, mediante el “brazo secular” una doctrina, sino predicar con el buen ejemplo de sus estructuras y confiar en que es Dios quien llama a quien quiere y lo guía por el camino que le parezca el más conveniente, aunque quizá sea distinto al nuestro.
Para su quinto aniversario como Obispo de Roma le deseamos a nuestro hermano Josef Ratzinger la bendición del Espíritu que lo ilumine y lo lleve a mostrar que el Papa es el primero en obedecer las reglas de la Iglesia que estipulan que un obispo se retira a los 75 años y un cardenal a los 80.
jueves, 15 de abril de 2010
"No hay verdad oculta que no salga a la luz" - Por una renovación de nuestra institución eclesial.
miércoles, 24 de marzo de 2010
Exigimos justicia para las víctimas del abuso sexual en la Iglesia católica
Dejemos a un lado lo que implica que dentro de la estructura y la institución católica el hecho que aproximadamente uno de cada 25 clérigos, al abusar sexualmente a menores no se atenga a la promesa de castidad absoluta que tuvo que profesar para ser ordenado sacerdote en la Iglesia latina o aceptado como miembro de una orden religiosa. Eso es problema interno de la institución.
La pregunta que se plantea a quienes deben vigilar por las instituciones políticas de los Estados y proteger los derechos de sus ciudadanos, incluso de los menores de edad, es otra. ¿Cómo reaccionar frente al hecho de que el Vaticano exigía de los obispos y nuncios en todos los países, pasar por encima de toda ley civil y penal que en todos los países firmantes de la Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos de los niños (también la Santa Sede es firmante de esta Convención) codifica como crimen la violencia sexual contra menores, ignorando la existencia de una Justicia civil, a la que están sujetos todos los ciudadanos de un país, incluso cuando son miembros del clero? El Vaticano consideraba que era prerrogativa natural (y espiritual?) de la Curia Romana rendir justicia en este tema.
¿Hay Concordato que le conceda esta prerrogativa? - ¿Cómo justificar estas excepciones dentro de un sistema político basado sobre la igualdad de los ciudadanos y ciudadanas frente a la Ley?
Compartimos con quienes visitan este blog la declaración al respecto de nuestras compañeras de CDD México. Para leerla pinchar sobre el título de esta entrada, o ir a este enlace:
http://www.catolicasmexico.org/sys/component/option,com_docman/task,cat_view/gid,72/Itemid,51/
jueves, 11 de marzo de 2010
CATOLICAS nombrada integrante del Comité Asesor de la Plataforma de la Eurocámara por la Laicidad en Política
Otras dos de las ocho organizaciones integrantes también son católicas y por el Estado laico. Se trata de la Red Europea Iglesia por la Libertad, que reagrupa redes y organizaciones de católicas y católicos de quince países europeos y se ubica en la tradición del Concilio Vaticano II, y de Catholics for Choice, organización contraparte estadounidense de Católicas.
Las demás organizaciones son la Asociación Humanista del Reino Unido, la Asociación Pensamiento Libre por Europa, el Centro de Acción laicista de Bélgica, la Federación Humanista Europea y Derechos Humanos sin Fronteras.
El 17 de Marzo de 2010 sesionará por primera vez en Bruselas el Comité Asesor, previo a una reunión de la Plataforma que tendrá por tema La influencia de la Iglesia sobre los derechos sexuales y reproductivos y en la cual participarán expertas y expertos de España, Polonia, Irlanda, los Países Bajos y Bélgica.
La Plataforma de la Eurocámara por la Laicidad en Política es un grupo informal de Eurodiputadas y diputados, que se encuentran regularmente con integrantes de la sociedad civil para:
Identificar temas en la intersección de la religión y la política en los cuales estén en juego los valores y principios políticos de la Unión Europea.
Identificar oportunidades de cooperación entre diputados y la sociedad civil para llamar la atención sobre estos temas
Promover el conocimiento, la comprensión y la aceptación de la libertad de la religión y de la no-religión, la imparcialidad de la Unión Europea respecto a organizaciones de fe y de convicción
Actuar, cuando sea apropiado, para contrarrestar cualquier intento por socavar la democracia, los derechos humanos y en particular los derechos de las mujeres y de las minorías, así como los derechos sexuales y reproductivos, el pluralismo y el Estado de derecho.
lunes, 8 de marzo de 2010
Católicas celebran en el Dia Internacional de la Mujer 2010...
1. El haber recibido el Premio Rosa Manzano por nuestro compromiso con los derechos sexuales y reproductivos en América Latina y más allá. Lo interpretamos como reconocimiento al papel clave que desempeñan las católicas y los católicos pro-elección en la construcción de una sociedad democrática y pluralista basada en los derechos humanos y la igualdad de género.
2. La victoria de la laicidad en Polonia: con la promulgación, el 5 de marzo del 2010, por el Tribunal de Apelación de Katowice de la sentencia en contra del fundamentalismo católico por difamar a Alicja Tysiac, joven madre de clase obrera, a quien apoyamos en su lucha, triunfó la independencia de la Justicia frente al poderío de la oficialidad eclesiástica católica. Al compartir nuestras sociedades latinas con Polonia la fuerte raigambre histórica de la Iglesia católica, esta victoria de una mujer del pueblo contra una institución tan poderosa y tan machista, nos llena de esperanza y de entusiasmo para seguir adelante con nuestro compromiso. ¡Ojalá sirva de precedente!
domingo, 7 de marzo de 2010
Entrega del Premio Rosa Manzano 2010
el Ministerio de Igualdad y su titular, Bibiana Aído, por ser quien mejor representa la culminación de años de reivindicaciones del movimiento feminista en su lucha por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres;
Concha Velasco, por su compromiso con nuestro Partido y con nuestras acciones de Gobierno;
Alicia Izaguirre, por toda una trayectoria personal y política;
Paca Sauquillo, por su defensa de los derechos fundamentales de las personas, y por su labor al frente del Movimiento por la Paz–MPDL;
las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, por su trabajo en la lucha contra la trata de seres humanos y especialmente contra el tráfico de mujeres con fines de explotación sexual.
Para leer el informe y ver las fotos, pulsar el título de la entrada....
la Delegación de la Mujer del Ayuntamiento de Sevilla, por la puesta en marcha del Plan contra todas las formas de explotación sexual y
la Red Latinoamericana de Católicas por el derecho a decidir, por promover los derechos humanos, especialmente los que se refieren a la salud sexual y salud reproductiva de las mujeres en Latinoamérica.
jueves, 4 de marzo de 2010
Católicas obtienen Premio Rosa Manzano 2010
" ... por vuestra labor realizada dentro de la Iglesia católica.
- Por vuestro compromiso por la búsqueda de justicia social y el cambio de patrones culturales vigentes en nuestras sociedades.
- Por promover los derechos humanos, especialmente los que se refieren a salud sexual, a los derechos sexuales y a la reproducción."
Nos sentimos muy honradas por este galardón.
martes, 2 de marzo de 2010
Católicas dicen al Rey: ¡Majestad firme!
Primero, consideramos que no respeta la libertad de conciencia de nuestro Rey, que pese a ser católico (como lo somos nosotras mismas), puede, en conciencia, decidir que la ley de derechos sexuales y reproductivos, es una ley oportuna. Esta ley reconoce a la mujer el derecho a decidir ante Dios y su propia consciencia si llevar a termino un embarazo no deseado o interrumpirlo, por lo cual reconoce la libertad de religión y de conciencia de cada ciudadana, cosa que para el Jefe del Estado Español debe ser una preocupación importante. Además, si se aplica como está escrita contribuirá a evitar embarazos no deseados, gracias a la educación sexual prevista así como al acceso a medios anticonceptivos, disminuyendo con ello el número de abortos.
Segundo, aunque su conciencia de católico le provocara problemas a la hora de firmarla, su condición de Rey que reina, pero no gobierna, y de Jefe del Estado, pero sometido a la decisión de las Cortes, le obliga a firmar toda ley que, como esta, pase los trámites parlamentarios, esté o no de acuerdo con ella.
Creemos que iniciativas como ésta sólo revelan hasta qué punto la jerarquía eclesial está desinformada: Vivimos en un estado laico, el gobierno tiene que gobernar para todos los españoles, y el Rey es rey de todos los españoles. Y, lo quieran o no, la mayoría de los españoles ha dado su visto bueno a esta ley a través de su representación parlamentaria.
Creemos que el Rey puede (y debe) actuar según su conciencia en todo lo que ataña a su vida privada, pero no en lo que atañe a leyes refrendadas por las Cortes.
Ojalá también la jerarquía empiece a darse cuenta de que vivimos en una democracia, y no en una teocracia, en una monarquía constitucional, y no en un régimen absolutista (¿Quizá lo echan de menos?)
sábado, 27 de febrero de 2010
CATOLICAS SE FELICITAN POR EL PASO HACIA EL ESTADO LAICO RESPECTO A LA SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA
Como lo han demostrado todas las encuestas recientes, la gran mayoría de católicos y de católicas, así como la gran mayoría de la población del Estado español en general, aprueban esta libertad de conciencia y están a favor de que las mujeres que opten por la IVE lo puedan hacer en condiciones de seguridad para su salud y su vida.
Nos felicitamos que nuestros Parlamentarias y Parlamentarios, ya sea a nivel del Congreso como también del Senado, hayan demostrado que legislan para toda la población, sin ceder a presiones de la jerarquía católica que intenta imponer por la fuerza de la Ley una posición respecto a la sexualidad y a la procreación humanas que no comparte la gran mayoría de la feligresía católica. Esta posición minoritaria de la jerarquía que buscan imponer a la totalidad de la población, católica y no católica, en realidad coarta la libertad religiosa y la libertad de conciencia de todas las mujeres, incluyendo a las católicas.
Es por esa razón que nosotras como católicas estamos luchando por el Estado laico, que es la garantia para poder vivir conforme a la doctrina de nuestra fe.
sábado, 20 de febrero de 2010
Para las Católicas el Estado laico es la mejor garantia para la libertad de conciencia
martes, 9 de febrero de 2010
Católicas: criminalizar a las mujeres que optan por el aborto es una falta total de compasión y misericordia.
Las “Católicas por el Derecho a decidir” aseguran que “criminalizar a las mujeres que optan por el aborto es una falta total de compasión y misericordia”
5 de febrero de 2010. La Delegación de Igualdad y Salud presentó la conferencia “Interrupción del embarazo, libertad de conciencia y derecho a decidir”, con la presencia de Mar Grandal Seco, vicepresidenta en España del movimiento “Católicas por el derecho a decidir”, espacio que generó un interesante debate, por la vigencia y actualidad del tema planteado.
Mar Grandal Seco, de la red internacional “Católicas por el Derecho a decidir”, planteó la problemática de la interrupción voluntaria del embarazo (IVE) valorando el proyecto de ley de Salud Sexual y Reproductiva e Interrupción Voluntaria del Embarazo como algo ”que concierne a la autonomía de las mujeres y que tiene que ver con el concepto de salud, impulsado por la OMS y con las múltiples reivindicaciones planteadas en todas las Conferencias Mundiales de las Mujeres”. Destacó que esta ley es acorde con la mayoría de legislaciones europeas “garantizando el derecho de mujeres y hombres a tomar decisiones sobre su vida reproductiva, libres de violencia, coerción y discriminación”.
Planteó que desde la entrada en vigor de la ley de los tres supuestos en 1985, se han producido en España un millón de abortos legales, triplicándose esta cifra entre 1990 y 2007, y multiplicándose por cuatro en el colectivo de jóvenes adolescentes. Respecto a embarazos no deseados, la tasa fue del 40%, de los cuales el 60% terminó en IVE, concluyendo en la necesidad de incrementar la formación e información, así como la educación sexual.
Sobre la polémica en torno al aborto no descartó el “gran dilema ético que supone, complejo y con muchas aristas” asegurando que “ante lo que parecieran dos posturas totalmente enfrentadas, en el fondo no los son tanto, porque nadie está contra el aborto, sino contra la despenalización”.
Al respecto objetó la posición de algunos grupos de la sociedad civil a la IVE y la oposición de la jerarquía católica, asegurando que criminalizar a las mujeres que optan por esta decisión es “una falta total de compasión y misericordia, abocando a las mujeres a la estigmatización y la culpabilización”.
Añadió que “la Iglesia no oye”, y respecto a la posición defendida por las personas que secundan el movimiento “Católicas por el derecho a decidir” defendió que la decisión de una mujer al optar por una IVE “implica un pleno ejercicio de libertad de conciencia”, cuestión que argumentó “en una rica y profunda tradición bíblica que interpone la conciencia humana y la vida plena de las personas por encima de las leyes y enseñanzas religiosas”, asegurando al respecto que “ante la duda, siempre prevalece la conciencia, en base a la doctrina del probabilismo, que proporciona base teológica al pluralismo católico”.
Mar Grandal destacó que “las mujeres somos agentes morales autónomos, con derecho a decidir sin que nadie lo haga por nosotras, sin ser tuteladas ni por la Iglesia, ni por el Estado, ni por la sociedad”, planteando el legítimo derecho de la ciudadanía a exigir un Estado laico que garantice la libertad de las mujeres, el respeto a la libertad de conciencia y de religiones. “La decisión moral está en nuestras manos y nuestra conciencia es el núcleo más secreto donde nos encontramos con Dios. No puede haber condena ni pecado cuando obedecemos a nuestra conciencia”, dijo, “y eso es un requisito de la dignidad humana”.
viernes, 29 de enero de 2010
Católicas participan en Mesa Redonda de la Plataforma por una Maternidad Libre
Pinchando el titulo de esta entrada puedes apreciar parte de su intervención en el quinto video.
lunes, 18 de enero de 2010
¿Contribuyen las religiones a la igualdad de mujeres y hombres?
El Evangelio nos transmite que Jesucristo dijo que El hombre no solo vive de pan.
Nuestra tradición católica nos enseña que aquella persona que debemos considerar como el Gran Maestro nos amonesta que a pesar de que es necesario comer para vivir, a pesar de la importancia fundamental de la materia para poder mantener en vida el cuerpo nuestro, hecho de esa misma materia, esto no basta, hay algo más que resulta indispensable para “vivir”.
La vida no se limita a lo simplemente biológico sino que tiene una dimensión trans: transcendental, trans-biológica, trans-material, transindividual.
Nos amonesta a no limitarnos, al hablar de vida, al definir la vida, a lo meramente biológico, a no caer en el biologismo, cosa que desafortunadamente suele hacer la jerarquía católica, cuando habla sobre el aborto o por ejemplo también sobre la el sacramento de la ordenación sacerdotal. Pues para la jerarquía católica la ordenación sacerdotal de una mujer es imposible por faltarle aquel miembro que luego le sobra a los varones una vez que han sido ordenados. Como lo formuló el especialista francés del laicismo, Jean Bauberot, parece que el catolicismo fuera una religión del Sagrado Falo.
Sin negar pues la importancia fundamental de la materia y de la biología, la vida es algo más, algo que no es unidimensional, sino probablemente más bien multidimensional.
Sin duda alguna, ese algo más que se necesita tener en cuenta al hablar de vida es aquello que llamamos el sentido, la razón, el sentido de la vida, la razón para vivir: la cultura, lo que vamos construyendo cada día y a lo largo de los tiempos entre todas y todos. Es la dimensión simbólica, que crea a partir de lo material algo que transciende esa materialidad y que cobra vida propia, por ejemplo el lenguaje, el arte, la ciencia pero también la filosofía o la religión, es decir las diferentes formas de conocimiento que nos permiten descifrar el mundo en el que vivimos y descifrarnos a nosotras mismas.
“El hombre no vive solo de pan” decíamos pues, y claro surge la pregunta: ¿y la mujer podrá hacerlo? ¿Podrá ella vivir solo de pan?
Claro que no, pero precisamente, la tradición católica nos invisibiliza, nos subsuma bajo la palabra genérica de “hombre” y nos obliga, nos ha obligado durante los 20 siglos que se ha ido construyendo, a realizar esa gimnasia propia a las mujeres que consiste en interpretar la ambigüedad de la palabra “hombre” y saber perfectamente si según el caso se esta denominando a un varón o quizá y potencialmente también a una mujer.
Y aquí llegamos a lo patriarcal de la religión. Claro, todas las grandes religiones vigentes hoy en día son patriarcales. Como lo son todos los productos culturales que nos rodean, el lenguaje, la ciencia, el arte, es decir toda forma de conocimiento, pues son creaciones que llevan el sello de las formas de dominación vigentes. Y no solo son productos que llevan ese sello sino que son a la vez instrumentos para reproducir ese sistema de dominación y ese patriarcado, son medios para justificarlo.
Esto no quiere decir que dentro de ese patriarcado no existan reductos , subculturas, elementos que permitan conocer el mundo de manera un poquito distinta. Existe la gramática que distingue el género de las palabras: un género masculino, otro femenino y otro neutro. Existe la ciencia biológica que distingue entre una anatomía de varón y una de mujer y una tercera que no es ni lo uno ni lo otro, aunque a la fecha ningún país del mundo reconozca este hecho introduciendo otra categoría de “sexo” en el estado civil, además del “masculino” y “femenino”. El no hacerlo invisibiliza a esa pequeña minoría de personas que anatómicamente no son ni “mujeres” ni “varones” obligándolos a optar por uno de esos dos sexos “homologados” para efectos de registro civil.
Existe finalmente una disciplina del conocimiento y de la acción dentro de este mundo que se denomina feminismo.
Es decir que a partir de los elementos mismos de la cultura en que vivimos, y que han sido forjados también con ayuda de las mujeres, es posible encontrar la llave para salir de ese sistema de dominación.
La cultura se ha forjado con la participación de las mujeres. El papel de los dominados y de las dominadas es esencial para que pueda producirse esa cultura, pero así como cuando se construye un palacio real como el Escorial y que Fernando II no haya puesto más de una sola piedra se diga que el lo construyó, ocultando todas las miles de personas que aportaron su sudor y el ingenio de sus manos y de sus saberes artesanales, así también la cultura que conocemos y que es dominantemente patriarcal es fruto en gran medida del esfuerzo y la productividad de las mujeres, solo que la contribución de estas existe ahí de manera invisibilizada.
Y es nuestra tarea como feministas, visibilizar esa parte, que por lo general es aquella que contiene el potencial subversivo del orden patriarcal, aquella que permitirá descubrir lo liberador que contiene también toda expresión cultural patriarcal.
Y es por ello que el feminismo de inspiración católica, o mejor, la teología feminista que se construye a partir del catolicismo, puede contribuir de manera sustancial a subvertir el sistema de dominación patriarcal, pues puede visibilizar mejor que cualquier otra forma de conocimiento, aquellos elementos y aquellas dimensiones liberadoras que contiene la religión católica. Puede subvertir el orden simbólico que justifica al patriarcado y puede así contribuir a desmontarlo como orden dominante.
¿Se podrá hablar de un feminismo católico? Creo que seria mejor hablar de la existencia de feministas católicas, es decir de feministas que se han especializado en la doctrina católica, que se sienten herederas de esa tradición subversiva y liberadora pero hasta ahora siempre dominada que ha subsistido dentro del catolicismo desde su inicio y que los detentores del poder dentro de la Iglesia siempre han combatido e intentado aniquilar, por ejemplo con la Inquisición. Esas feministas se han puesto a escarbar en esa tradición, a quitar velos invisibilizantes para sacar a la luz todos aquellos elementos liberadores que existen, aunque a veces completamente tergiversados. Han por ejemplo analizado las figuras centrales de la tradición católica como lo son Jesús de Nazaret y su madre María de Nazaret. Y así se han percatado de hechos curiosos, por ejemplo que la primera palabra pronunciada por el Cristo resucitado, la palabra con la que abre pues la nueva era de la existencia humana y de lo que la teología católica denomina la economía salvífica, la llave para ese nuevo mundo en el que empieza la liberación del poder de la muerte que es el sistema patriarcal es: MUJER.
Cuando según el Evangelio de San Juan, María Magdalena esta en el huerto de Getsemane llorando por haber encontrado vacía la tumba, se le acerca un hombre que ella primero no reconoce y le dice: Mujer – por que lloras? – Y es solo cuando luego él la llama por su nombre propio que ella a su vez por fin lo reconoce.
Eso nunca lo cuentan en las clases de religión que la jerarquía católica quisiera mantener como materias obligatorias en los colegios. Pues seria muy difícil justificar el hecho de que las mujeres no pueden ser esposas de sacerdote, y menos aun sacerdotes ellas mismas.
Como resultaría igualmente muy difícil justificar todo lo que nuestros jerarcas afirman respecto al aborto, si enseñaran sobre María de Nazaret lo que dicen las Escrituras. Allí nos cuentan que a esa jovencita adolescente se le apareció un ángel de Dios para pedirle que tomara la decisión sobre un embarazo. Que si ella estaba dispuesta entonces nacería de ella el hijo de Dios. No le pidió el ángel de Dios que fuera a consultarlo con sus padres, ni con su compañero, ni fue el mismo a consultarlo con ellos. Tampoco decidió por ella lo que debía hacer. Al contrario, la narración evangélica de lo que celebramos el 25 de Marzo como la fiesta de la Anunciación a María nos enseña que para Dios es clarísimo que ella como mujer es la única con la legitimidad de decidir sobre su embarazo.
Y una vez que María tomó esta decisión, siguió con otra: decidió irse de su casa, sin consultar con nadie, sin pedir permiso a nadie, para ir a visitar a su prima Isabel que vivía lejos, para compartir con ella, con otra mujer, la experiencia que había tenido, la decisión que había tomado. Y al llegar allí explicó lo que le había sucedido con el Magnificat que es un texto de subversión, en el que ella dice que el hecho que Dios la haya empoderado para decidir, mostraba que Dios era un Dios que subvertía el orden patriarcal, pues derribaba a los poderosos de sus tronos y llenaba a los pobres de riquezas.
Hay muchas personas, y entre ellas muchas feministas, que sientan gran repugnancia por la religión. Le experimentan como una forma de conocimiento patriarcal que ha causado mucho daño, que ha oprimido, mutilado, aniquilado, humillado a tantas y tantas personas. Pero para que deje de hacerlo es importante que aquellas entre las feministas, que decidimos mediante la teología feminista explorar lo que hay debajo de esa burqa invisible que nos han echado encima a todas, incluso a María de Nazaret y a Jesús de Nazaret, presentándonoslos como a unos personajes exsangües y amerengados, debemos seguir adelante con esa labor de desmontaje del orden simbólico patriarcal. Debemos sacar a la luz toda la tradición liberadora, todas aquellas dimensiones liberadoras que al comprenderse por un número suficiente de personas ya no permiten que siga vigente el orden dominante actual. Y así se derrumba todo ese andamio de sacralización del orden patriarcal y se descubre que otro mundo es posible, porque también es posible un Dios muy distinto al que nos inculca desde los púlpitos aquella armada ideológica del patriarcado que es el clero carca que se autodenomina por lo que parece una paradoja transgenérica “la Santa Madre Iglesia”.
Creo que es importante que las feministas católicas como todas las feministas que trabajamos en materia de religión y mujeres, recibamos el apoyo que necesitamos de todas las demás feministas y de todas las personas que luchan por el Estado laico, para avanzar en ese trabajo de deconstrucción y subversión del orden simbólico patriarcal. Eso permitirá hacer avanzar la causa común de todos los feminismos que es, al menos esa es nuestra convicción, la liberación de mujeres y varones de la dominación mutilante del patriarcado.