De
regreso de Kuala Lumpur me encuentro frente a mi ordenador elaborando mis
impresiones de este viaje. Al igual que con muchos eventos de este tipo, sólo
he visto una pequeña parte de la realidad de Malasia y eso además en un
contexto fuera de lo cotidiano. Más de 4.500 personas se habían registrado para
el congreso Women Deliver 2013 que
duraría tres días, del 28 al 30 de Mayo 2013 . Pero, por supuesto, la llegada
de personas de todos los rincones del mundo fue aprovechado por diversas
organizaciones para trabajar sobre algún tema desde antes de la apertura
oficial del Congreso y también el día después de su clausura, en una serie de
eventos paralelos: un simposio de las matronas, una consulta sobre salud y
bienestar de las mujeres en Medio Oriente y África del Norte (MENA), Niñas y no
novias: abolición del matrimonio infantil,
salud perinatal y anticoncepción, cáncer de útero, aborto con fármacos, píldora del día después, empoderar a las mujeres VIH-positivas y
optimizar su atención (médica), prácticas indígenas del parto, empresariado
social y salud de la mujer .... sin mencionar las reuniones espontáneas e iniciativas
informales que se llevaron a cabo ni los foros cerrados, tales como el Foro de
parlamentarios, de ministros, de periodistas y profesionales de los medios de
comunicación, y de la juventud. Hubo exposiciones de arte, programas de cine y
presentaciones de novedades técnicas relacionadas con la telefonía móvil e
Internet, con la energía solar, y más, y más. y más.. ... pero también una bolsa
de empleos y cuatro salones de exhibición interconectados con numerosos
expositores y un pequeño bazar de artesanía local.
El
programa del congreso se dividió en tres ejes principales, a los que se les consagró
un día a cada uno: Invertir en niñas y mujeres, colocar la salud de las niñas y
de las mujeres en el centro de la salud global, y el desarrollo sostenible
desde la perspectiva de las niñas y de las mujeres. Estos ejes fueron planteados
por personalidades de la política, la investigación, los negocios, la
filantropía, la sociedad civil organizada, la juventud, el periodismo, etc. presentándolos
en forma de debates en plenaria y luego profundizando en decenas de talleres
paralelos. Los trabajos se organizaron alrededor de doce rubros, a saber: salud
materna y neonatal, salud de la mujer, aborto seguro y legal, medios de
comunicación sociales para la tecnología
y la incidencia política, Derechos humanos, sostenibilidad y desarrollo, la
necesidad insatisfecha de anticonceptivos, la fe, la juventud, VIH y SIDA,
Cuenta Atrás 2015, Invertir en las
mujeres: eso paga.
Este
Congreso, como la organización Women
Deliver, es un enorme ejercicio de abogacía por los derechos de las
mujeres. Se trata de una acción inmanente al sistema, en el contexto del
sistema de las Naciones Unidas. Y la vocecita anarquista que llevo en el alma me
preguntaba una que otra vez hasta qué punto no contribuía mi participación activa
en este tipo de eventos a legitimar este sistema, que tiene sus lados oscuros, en
vez de optar por retirarme "a la
intimidad de mi vida privada".... pero allí estuve y no me arrepiento.
Porque
además de los rituales que son inherentes a esos eventos (escenificación y
legitimación del "Nosotros" y de los diversos organismos e
instituciones involucrados, etc.. ..), representan una oportunidad para encuentros
personales y para conversaciones que ensanchan horizontes e inician procesos de
reflexión. Y así, esta conferencia fue muy fecunda para mí.
Pastoral y salud reproductiva
Primero,
moderé una mesa redonda sobre cuestiones de pastoral de la salud reproductiva. Hablaron
Madipoane Massenya,
teóloga de Sudáfrica, Canon Gideon Byamugisha,
sacerdote de Uganda y Amina Wadud,
afroamericana, y una de las más prestigiosas estudiosas progresistas del Islam.
Anhelos sexuales y reproductivos de mujeres solteras y viudas / el Libro de Rut
Madipoane problematizó, a partir del libro de Ruth, la precariedad sexual y
reproductiva de muchas mujeres africanas, que no encuentran (o no quieren
encontrar) "un Boas", estando en situación de mujer soltera o viuda.
En una sociedad / Iglesia heterosexualmente normada en la que la sexualidad sólo es legítima dentro del
matrimonio y que estigmatiza la maternidad extramatrimonial, se sienten
ignoradas, marginadas, olvidadas. Y se trata de un numero importante de
personas. Me acordé de una conversación que tuve hace años con Mons. Gutting, obispo
auxiliar católico de Speyer en Alemania, en el que me contó cómo los obispos
alemanes lo habían hecho cargo, al terminar la Segunda Guerra Mundial, de la pastoral
de mujeres y él se había visto confrontado, a la edad de 38 años, a la difícil situación
de más de tres millones de mujeres para quienes faltaban las parejas, pues más
de 3,6 millones de varones habían caído en la guerra. También pensé en la tesis
de la socióloga euzkadi Estibaliz de Miguel Calvo sobre el amor de las mujeres en la cárcel. Pensé en
las muchas mujeres jóvenes que conozco que - como lo formula una amiga catalana,
le tienen que pedir permiso a su madre o su suegra para poderse cumplir el
deseo de ser madres, ya que compaginar el trabajo con el cuidado de los hijos equivale
a menudo a la cuadratura del círculo.
En vez de estigmatizar - empoderar: Personas viviendo con VIH o afectadas por el VIH
Con
humor relató Canon Gideon su propia historia (una historia de éxito). En 1992,
a la edad de 24 años y recién enviudado fue el primer sacerdote (anglicano) que
salió del closet haciendo público su estatus de VIH-positivo. Su comunidad y el
obispo respondieron con gran solidaridad y le brindaron todo apoyo humano. Se
sintió plenamente acogido y aceptado. Al cabo de algunos años, y consciente de
que no le había sido concedido el carisma del celibato, volvió a casarse, esta
vez con una viuda VIH-positiva. Durante siete años la pareja evitó
sistemáticamente engendrar hijos VIH-positivos, y solo entonces, cuando los
avances de la ciencia lo habían hecho posible, tuvieron primero una y luego
otra niña, ambas VIH-negativas. Canon Gideon desarrolló una campaña de
educación y de des-estigmatización ("¡Si
no lo tiene puesto, no entra!" Fe, planificación familiar y prevención del
VIH) y creó todo un movimiento para lograr el objetivo de que
"nuestras comunidades sean espacios seguros", donde no exista ni
transmisión del VIH ni embarazos "demasiado tempranos, demasiado
frecuentes, demasiado seguidos, demasiado tardíos ni demasiado inseguros".
En el que la religión no sea “un aliado con la enfermedad para ejercer el control
sobre la gente", sino se convierta en una fuente de empatía con las
personas para afrontar los retos de la enfermedad.
El placer y la satisfacción sexual - un derecho de las mujeres, según enseña el Islam
Amina
Wadud explicó que el Islam no conoce pastoral como tal, porque carece de
autoridades religiosas, no hay ni sacerdote ni pastor. Cada creyente se
encuentra directamente ante Dios, sin mediación. No existe el pecado original. Dios
creó a los seres humanos y los dotó de libertad para que den muestra de su
rectitud. El Islam es una religión que define meticulosamente las reglas para cada
acto humano. Así también en lo que se refiere a las relaciones entre mujeres y
varones y la sexualidad. El Islam se caracteriza por una actitud muy positiva
frente al sexo que considera un gran valor en si, independientemente de la
dimensión reproductiva. La sexualidad sólo está permitida dentro del
matrimonio. Sin embargo, cada mujer tiene, como todo varón, el derecho a la
satisfacción sexual. Por lo tanto, una sexualidad insatisfactoria en el
matrimonio es razón legítima para que una mujer pida y obtenga el divorcio. Contrariamente
al cristianismo el Islam no considera el matrimonio como un sacramento, sino
como un contrato que por lo tanto puede ser disuelto.
Desafortunadamente, sin
embargo, hay un gran trecho entre el ideal y la realidad, y muchas mujeres y varones
musulmanes sólo conocen parcialmente su religión, y los hombres conocen sólo
aquellos elementos muy fragmentarios que parecen privilegiarlos. En el Islam,
las doctrinas legales tienen una autoridad decisiva. Hay que obedecer las leyes
con fidelidad hasta donde sea posible. Pero hay que tener en cuenta que a pesar
de que estas doctrinas fueran canonizadas muy temprano, han sufrido
modificaciones a lo largo del tiempo, por ejemplo, porque al estudiar el cristianismo y bajo la influencia de la cultura cristiana se han formado interpretaciones sesgadas introduciendo elementos que no existían como tal en la tradición,
por ejemplo la idea de caída del paraíso y de pecado original con sus
consecuencias nefastas sobre las relaciones de género. Más recientemente ha
ocurrido algo parecido en materia de anticoncepción y aborto, dos prácticas que
el Islam permite bajo circunstancias determinadas.
Claro que en relación al
sexo y a la reproducción humana también existe el sufrimiento y el deseo de
encontrar soluciones. Y hay personas que se esfuerzan por asesorar o consolar a
otras a partir de la religión. Por ejemplo, una mujer médico frente a su
paciente. Pero como el Islam carece de autoridad institucional no hay forma
institucional de organizar lo que en el cristianismo se entiende por pastoral.
Un imán no es una autoridad religiosa, es sólo quien preside la oración, quien
la dirige y le da instrucciones a los orantes sobre cuándo deben inclinarse, y
cuando enderezarse, etc.
Surgieron
muchas preguntas que hubo que dejar planteadas como tal y que cada cual tuvo
que llevarse a casa y seguir rumiando en su seno o encontrar con quien
elaborarlas, pues se evidenció lo compleja que es la materia y que las
respuestas fáciles no satisfacen. Pero resultó ser un panel muy fecundo, ya que
permitió escuchar discursos completamente diferentes y esbozar perspectivas muy
distintas de un problema común mostrando la necesidad de tomar consciencia de
los límites de la propia perspectiva.
¿Cuál es la contribución de la fe para el bienestar de las mujeres?
Además
de este panel, también me invitaron a participar en la “Consultación religiosa" organizada por Women Deliver en conjunto con el Círculo de Mujeres teólogas africanas concernidas después
de la clausura del Congreso. Bajo el lema: "¿Cuál es la contribución de la
fe para el bienestar de las mujeres?" las y los participantes debían
discutir cómo obrar individualmente y como colectivo a favor de la salud y los
derechos de las mujeres. El grupo estaba conformado por veinte mujeres y cuatro
hombres. La mayoría de participantes eran africanas y africanos de diferentes
denominaciones cristianas, había además cuatro estadounidenses, un pastor
evangélico americano progresista, Amina Wadud, musulmana, también de los
EE.UU., otras dos mujeres musulmanas malayas, de la organización musulmana
feminista Sisters in Islam y yo.
Legitimidad del liderazgo religioso de las mujeres en el espacio público seglar
En la
primera ronda, intentamos elucidar por qué le resulta a la sociedad tan difícil aceptar a las mujeres como autoridad religiosa. Con lo importante que es, que sí
lo hiciera para que ellas puedan hablar con autoridad por ejemplo precisamente acerca
de la sexualidad y en particular de la sexualidad femenina.
Hay suficientes mujeres
líderes competentes dentro de la feligresía de todas las religiones, pero el
mundo seglar, tanto los políticos como los medios de comunicación, se ha
quedado, en su gran mayoría, estancado en una concepción anticuada del fenómeno
religioso. Si se decide apelar a “la religión" en el espacio público, se recurre
a un funcionario de la iglesia institucional – ojalá un purpurado con todas las
insignias y símbolos de su estatus - o a un "presidente de la
oración" cuando se trata del Islam. Las mujeres lideresas en cambio siguen
siendo figuras marginales. Los lideres políticos y los lideres de opinión
hablan de ciudadanía y en el mundo de la política institucional democrática aplican
criterios modernos para identificar y reconocer el liderazgo en una comunidad.
Pero al tratarse de religión someten su criterio propio a una definición
pre-moderna de autoridad religiosa heredada de siglos pasados y recurren a
representantes de instituciones que de hecho cada día pierden más su
legitimidad dentro de la propia comunidad y que por lo tanto se aferran a ese
papel que se les construye desde los medios y la política seglar para reclamar
autoridad dentro de la propia comunidad de fe.
Así
aparece que resulta urgente realizar un esfuerzo para educar tanto a los
responsables políticos como a los forjadores de opinión en los medios de
comunicación sobre el hecho de que las mujeres que asumen una identidad
religiosa en el espacio público son ciudadanas al igual que lo son los
funcionarios masculinos de las instituciones religiosas. Que por lo tanto y
como tales, debe reconocérseles a nivel político la misma autoridad que a estos,
a menos que mediante un proceso político válido (elecciones) se demuestre lo
contrario. Y esto tanto más tratándose de instituciones religiosas que le niegan a las mujeres todo cargo institucional de
autoridad en sus propias estructuras. En otras palabras, que así como un voto de una ciudadana católica en
elecciones para un cargo político tiene en el sistema democrático el mismo peso
y valor que el voto de cada uno de los ciudadanos católicos que dentro de la
comunidad religiosa ejercen el cargo de obispo o cardenal, mientras a este sacerdote,
obispo o cardenal no le haya sido concedido expresamente por mí y por otras
ciudadanas y ciudadanos católicos a
través de un método políticamente válido y legítimo el mandato de hablar en el espacio publico seglar en mi
nombre (o en el nombre de las y los demás), yo exijo que se escuche mi propia
palabra. Él carece de toda autoridad política para hablar en mi nombre.
Hablar de sexo desde la religión
En una
segunda ronda pasamos a discutir la dificultad que existe para hablar en contextos
religiosos de manera liberadora y empoderante sobre sexo y sexualidad. El
discurso religioso oficial común subsume todo el tema bajo el mandamiento
"!No fornicarás!” - La sexualidad se enseña como una prohibición, un
tabú. Se alimenta el temor, se
estigmatiza como algo sucio e impuro, se culpabiliza... Pero se evade informar
y educar acerca de lo que realmente son el sexo y la sexualidad. Las y los
jóvenes quedan expuestos sin preparación alguna a las ebulliciones de sus
hormonas. Como por ejemplo también se abandonan al aislamiento individual a las personas mayores con sus necesidades de intimidad física y satisfacción
corporal-emotiva. Pero a veces ni a esto se alcanza a llegar! Porque de entrada se
hetero-normaliza la sexualidad y se reduce a una sola forma jurídica legítima -
el matrimonio heterosexual. Para satisfacer la sexualidad masculina - eso sí y no
importa a qué edad - el matrimonio infantil sigue siendo en muchos países
asiáticos una realidad espantosa muy extendida, dándose con frecuencia
matrimonios entre niñas y varones varias veces mayores que ellas. Y de lo mismo
se trata en todos aquellos países en los que un violador puede lavar su crimen casándose
con su víctima menor de edad. A través de estos matrimonios (heterosexuales),
el derecho a la autodeterminación sexual de las niñas y mujeres jóvenes es
completamente ignorado y se legitima la violencia (sexual) en el matrimonio. La
sexualidad femenina como parte integrante y fundante de la dignidad humana de
la mujer es simplemente negada. Sin mencionar el hecho que el matrimonio
hetero-normativo - especialmente al calificarlo de sacramento – efectúa una
reducción de la sexualidad que oculta y segrega grandes áreas de la realidad
humana.
¿Cómo
podemos, desde la perspectiva religiosa, forjar un discurso diferente sobre la
sexualidad, hablar en un lenguaje que tome en serio las necesidades de las
personas, las capacite y las dote de las competencias necesarias para
descubrir, experimentar y gozar responsablemente esta dimensión tan central de
su vida creada por Dios?
El VIH - ¿una oportunidad para inspirar discursos y desligar lenguas?
Tal vez el VIH / SIDA resulte ser una gran oportunidad en este contexto. Se trata
de entender que la gente tiene relaciones sexuales, muchas veces sin hacer caso
de legitimidades e incluso sin tener consciencia (plena) de las consecuencias
que puedan resultar. Y no pueden tener consciencia de ello si no se preparan bien
para ello y si esto no ocurre a tiempo. De manera positiva, sin despertar
temores, sin culpabilizar, de una manera que nos haga tomar conciencia de
nuestra propia dignidad y de la responsabilidad por nosotras mismas y por
nuestra pareja. Ese es el objetivo de la campaña de Canon Gideon Byamugisha: evitar
la trasmisión del VIH aprendiendo a actuar de manera humana y responsable
teniendo en cuenta la naturaleza humana. Aprender a ver a las personas
VIH-positivas (como al resto de personas afectadas por otros estigmas) en su
singularidad y su la necesidad de amor y de cercanía física, a comprenderlas,
aceptarlas y ayudarles para que la sexualidad sea la fuente de plenitud que
Dios nos otorga.
Elfriede Harth, Católicas por el Derecho a Decidir de España